Imposible no empezar cualquier intervención pública, escrita, audiovisual o en persona, señalando la inconveniencia de tener que haber aceptado el regalo envenenado, encarnado en ciertos nuevos aliados en el Frente Amplio, durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en medio del afán de asegurar el triunfo de las propuestas de gobierno del Pacto Histórico.
También infaltable en el Kit de explicaciones de la gobernabilidad nacional, el recordatorio a quienes hoy señalan las falencias del Pacto, de su falta de coherencia electoral, al no haber votado por las listas del Pacto Histórico y de los partidos y movimientos aliados, como MAIS o Fuerza Ciudadana, en lugar de haberlo hecho por un buen número de candidatos de los partidos tradicionales de derecha de Colombia, durante las elecciones de Congreso de Colombia, los mismos y mismas , con quienes, se tuvo que hacer la coalición para la segunda vuelta presidencial.
Agotada la reiterada introducción, es preciso señalar que, no obstante, entender (que no compartir) las mil y una peripecias políticas, necesarias, para asegurar la gobernabilidad en el congreso y poder sacar adelante los proyectos de ley obligatorios para arrancar con el prometido cambio; se requiere llamar la atención de la dirigencia del Pacto Histórico, en todos los niveles territoriales, sobre la importancia de mantener una mínima coherencia, entre lo prometido durante la campaña, la plataforma política de todos y cada uno de los partidos y movimientos fundadores del Pacto y la famosa gobernabilidad en el congreso y el ejecutivo.
Entendiendo que la mal llamada Gran Prensa colombiana tiene la orden de sus dueños de crear una matriz de opinión en contra del gobierno del Pacto, no es recomendable permitir la más mínima duda sobre los mecanismos utilizados para la obtención de los consensos al interior de las fuerzas del famoso Frente Amplio, mucho más, si como se ha estado comprobando, la dirigencia de estas fuerzas, sigue mostrando su afición por la burocracia y su absoluto desprecio por la decencia política, en su acostumbrado intercambio de votos por puestos y contratos a la hora de chantajear al actual gobierno nacional.
Tal y como lo han venido haciendo, desde años atrás, algunas redacciones de los poderosos medios privados de comunicación han empezado a manipular la opinión del televidente, lector y oyente desprevenido y han optado por “revelar investigaciones”[1], eso sí, fuera de contexto y con mucha generalización, en las que supuestamente, se estarían presentando fenómenos de clientelismo, en el contexto de la famosa Reforma Política que actualmente hace tránsito en el congreso de Colombia, incluso, con mensaje de urgencia por parte del ejecutivo.
Resulta claro que el objetivo de estas “revelaciones” es el de sembrar la duda en el ciudadano del común que votó por el cambio o tal vez en contra de la clase política tradicional y que espera que ese anhelado cambio del chanchullo y la corruptela se pueda dar en el marco del gobierno del Pacto.
Claro que el 99.99% de los ciudadanos de bien de Colombia aspira a una verdadera reforma política que deje atrás la tragedia de la compra de votos, los clanes electorales, las mafias al interior de los movimientos y partidos, lo mismo que más transparencia y participación a la hora de la conformación de las directivas de estas agrupaciones y la selección y elección de los candidatos, tanto en las listas a corporaciones, como a las candidaturas uninominales.
En este contexto, el Pacto Histórico no puede ceder al chantaje, ni mucho menos, caer en la tentación de la mermelada, por mucho que se necesite de las mayorías del congreso para arrancar con el cambio.
La Reforma Política, no puede terminar siendo una papa caliente que les permita, a los de siempre, empujar al gobierno nacional del Pacto Histórico, hacia los terrenos del chantaje o a los de la tentación de la mermelada. Por mucho que se necesiten las mayorías en el Congreso para arrancar con el Cambio, las ciudadanías decentes, entenderían y hasta aplaudirían una posición vertical del Pacto que señale a los indelicados y a los chantajistas, así sean los flamantes directores(as) o presidentes(as) de los partidos de siempre.
Adenda: Ya es hora de que tanto el presidente Petro, como su ministro de defensa, nos empiecen a decir qué está pasando con el orden público y con los asesinatos de lideres sociales. #NosEstánMatando
[1] Estas son las cuotas políticas de Petro en las Universidades Públicas de Colombia (wradio.com.co)
Está mal intercambiar favores: Cambio Radical por “mermelada” en Código Electoral (wradio.com.co)