La recién aprobada reforma pensional en el Congreso es un cambio sustancial al privatizador y perverso modelo neoliberal de la ley 100 de 1993.
Después de ya más de 30 años de su vigencia, la cobertura pensional sigue siendo de un 25 % y la carga pensional la tiene el estado a través de Colpensiones.
Mientras Colpensiones tiene a su cargo 1.750.000 pensionados y un déficit de más de 20 billones anuales que se pagan del erario, los fondos privados del grupo Aval y GEA, que manejan el 82 % de los 421 billones de los ahorradores, solo han pensionado en más de 30 años a solo 328.000.
En conclusión era un gran negocio privado de los recursos de los trabajadores a costa de presionar año tras año un mayor déficit fiscal.
Y para los trabajadores la pérdida de un derecho fundamental en su vejez y una reducción significativa del valor de la mesada pensional, pues mientras en el régimen de prima media de Colpensiones es entre 65 % y 80 %, en el régimen de los fondos privados no llega al 45 %.
Y este fue el debate que desde la campaña electoral presidencial se dio en el país.
Mientras los candidatos del establecimiento neoliberal sostuvieron las bondades de la ley 100, el candidato Gustavo Petro la fustigó y propuso un sistema de pilares con un umbral de cotización obligatorio a Colpensiones de 4 salarios mínimos. El candidato del centro político, Sergio Fajardo propuso ese umbral en 2.
En la subcomisión de concertación de políticas laborales y salariales con la presencia de empresarios y trabajadores y gobierno, se discutió, a finales del 2022, la propuesta de la que hoy es la reforma pensional.
Está reforma contempla los 4 pilares, el solidario para más de 2,5 millones de adultos mayores que recibirán una mesada de $225.000, el semicontributivo para las personas que cotizaron entre 300 y 999 semanas con una mesada de más $350.000 de acuerdo a la proporción, el contributivo que hoy conocemos con la innovación de la pensión anticipada para quienes teniendo 65 años se puedan pensionar con más de 100 semanas, cotizando lo que les falte para las 1300, y el voluntario.
Adicionalmente, la reforma tiene perspectiva de género al atender con un régimen de 1000 semanas a las mujeres para su pensión.
La dificultad en la reforma ha quedado en el umbral obligatorio de cotización a Colpensiones de 2,3 salarios mínimos. Debió ser al menos de 4, pues ello perjudica a la clase media que verá disminuido su poder adquisitivo al momento de pensionarse.
Con esta salvedad, ganan los sectores empobrecidos y vulnerables con los pilares solidario, semicontributivo y la pensión anticipada.
Gana Colpensiones al recibir por lo menos el 70 % de los aportantes de los fondos privados y cuyo fondo quedará en fiducia en el Banco de la República.
Gana el estado al reducirse el déficit de Colpensiones por las cotizaciones de los menores de 45 años que son el 80 % de los fondos privados y cuya solidaridad intergeneracional entra a apoyar a los que se van pensionado.
Gana el 70% de los trabajadores que fueron atrapados en los fondos privados que al pasarse a Colpensiones adquieren los beneficios de una mayor mesada que otorga el régimen de prima media
Gana el 70% de los trabajadores que fueron atrapados en los fondos privados que al pasarse a Colpensiones adquieren los beneficios de una mayor mesada que otorga el régimen de prima media.
Pierden los fondos privados, que al futuro irán marchitando sus ingresos, aunque desafortunadamente mantienen sus actuales recursos que solo irán entregando al momento de la pensión de cada trabajador.
Ha sido una dura batalla para romper los privilegios del capital financiero entronizados por la neoliberal ley 100 y defender los derechos de la vejez.
Pudo ser mejor si se hubiera tenido una mejor correlación de fuerzas en el gobierno y en el Congreso. Pero bueno, eso se puede resolver en el 2026.
Posdata: la mejor contribución a ésta reforma pensional, será la aprobación de la laboral.
X: fabioariascut
