Es innegable que la imagen que los Colombianos tenemos de las instituciones públicas , de los partidos políticos, de la clase política y de todo esa estructura legal que conocemos como Estado es cada día más desfavorable; no dejan de ser alarmantes cifras de encuestadoras y estudios de opinión en el que en promedio la imagen desfavorable de las instituciones están por encima del 50%, en general los colombianos no creen en la política.
En estos días está latente en la opinión publica el anuncio del Gobierno Nacional de someter a consideración del Congreso de la República un proyecto normativo que permitirá hacer unos cambios al sistema político nacional, lo que, palabras más palabras menos, se conoce como una "Reforma Política", pero y esa reforma ¿para qué? ¿Con qué objetivo? ¿Por qué ahora?.
El Ministro del Interior Juan Fernando Cristo comento que “ha llegado el momento de hacer la revolución pacífica política colombiana. Hay que aprovechar para hacer las reformas que hace 26 años está pidiendo el país”, el ministro adelanto que entre otros esa reforma pretenderá Bajar a 16 años la edad mínima para votar, financiación estatal del cien por ciento de las campañas electorales, eliminación de la figura de la Vicepresidencia de la República, período de 5 años para el Presidente de la República, sin reelección, a partir del 2018.
Está reforma tan anunciada y esperada por los Colombianos promete dar mucho de que hablar, no solo porque tocará temas tan sensibles para el sistema político nacional sino porque definitivamente es presentada en medio de grandes escándalos de corrupción que ha tocado altas esferas de la clases dirigente del país.
En nuestro país urgen grandes reformas, no como la lesiva reforma tributaria estructural aprobada en año pasado, sino reformas que permitan que los Colombianos cambiemos la imagen que tenemos de las instituciones y nos animemos a participar de democracia, es importante destacar también que el Congreso puede aprobar mil leyes pero si no hay garantías de una efectiva aplicación de estas, se volverán letra muerta e ineficaces que en la práctica no servirá para absolutamente nada.
Muchas veces no basta con cambiar, adaptar y reformar el sistema si los que hacen parte de él siguen siendo los mismos, con las mismas prácticas y con los mismos errores, esta reforma política no debe ser más de lo mismo, debe ser estructurada con la ciudadanía y debe permitir que en la Colombia de Hoy y de mañana no solamente se recupere la confianza en las instituciones sino que los ciudadanos se apropien del sistema político y ayuden a repararlo y sanearlo de tanto daño que algunos dirigentes de las clase política tanto le han hecho.
