El mandatario ultraconservador de Brasil, Jair Bolsonaro, llevaba varios días de campaña contra la cuarentena decretada por los gobernadores en la mayoría de los estados de Brasil porque, porque según él, debe garantizarse la actividad económica por encima de todo. Ha criticado el cierre de escuelas y comercios en algunas partes de su país, comparando el coronoavirus con una "gripecita" o "resfriadito". A la que también ha llegado a calificar como “neurosis”, “fantasía”, e “histeria colectiva”.
Bolsonaro ha salido cuatro veces por la televisión nacional. En el primero, de marzo 6, dijo que no había razón para entrar en pánico, incluso si el problema del coronavirus empeoraba. El segundo, el 12, dijo que las manifestaciones programadas para el 15 fueron "legítimas" y "espontáneas", pero que deberían reconsiderarse. El tercero, el 24, pidió "un retorno a la normalidad", el fin del "encierro masivo" y declaró que la prensa extendió "temor".
Sus pronunciamientos generaron fuertes reacciones entre políticos, partidos y entidades de diferentes sectores de la sociedad. El ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, que defendió el aislamiento social, fue respaldado por el Ministro de Justicia, Sergio Moro, quién autorizó el uso de la Fuerza de Seguridad Nacional para combatir la pandemia hasta el 28 de mayo. Al lado de los dos está Paulo Guedes el ministro de Economía. A su vez, líderes de la oposición como Fernando Haddad (PT), Ciro Gomes (PDT) y Guilherme Boulos (PSOL) pidieron la renuncia de Bolsonaro en una carta firmada por un gobernador y ex gobernadores. Los políticos afirman que el presidente "comete crímenes, defrauda información, miente y fomenta el caos".
Según El País de España, las Fuerzas Armadas brasileñas tambien han enviado señales de alerta ante las reacciones del presidente Bolsonaro a la crisis de coronavirus. Representantes de la Aeronáutica, el Ejército y la Armada le adelantaron al vicepresidente, el general Hamilton Mourão, que podría contar con su apoyo si Bolsonaro dejase su puesto, ya sea mediante un juicio político o una renuncia. El martes, el comandante del ejército, general Edson Leal Pujol, trató de eximir a las Fuerzas Armadas de cualquier responsabilidad por la crisis, indicando en posición contraria al presidente, que los militares deben combatir la propagación de la enfermedad “esta es quizás la misión más importante de nuestra generación”.
Políticamente aislado debido a su postura en la crisis, este martes 31 salió a una cuarta declaración en la televisión nacional donde adoptó un tono conciliador. El presidente solicitó la unión de las tres ramas del gobierno, habló de "defender vidas", enumeró las medidas adoptadas por su administración, no llamó a la enfermedad "resfriadito" y evitó criticar directamente el aislamiento social. Indico: “Mi preocupación siempre ha sido salvar vidas. Tanto los que perderemos por la pandemia como los que se verán afectados por el desempleo, la violencia y el hambre”. Sin embargo, el pronunciamiento fue nuevamente acompañado por el sonido de cacerolazos en todo el país.