Doña Clara Nubia Urrego ha acompañado a sus hijos en las buenas y en las malas. En el 2007 tuvo que exilarse a Canadá, por las amenazas a raíz del debate de parapolítica de su hijo, entonces representante a la Cámara. Le envenenaron los perros, escribieron consignas en las paredes de la su casa de entonces firmadas por las AUC. Dejó el país triste y permaneció allí, donde se quedó a vivir su nieto Andrés, hasta el 2014 cuando regresó al país.
Se instaló en Cajicá, un municipio cercano a Chía donde tiene su residencia el presidente y donde se refugia muchos fines de semana, como ocurrió el pasado domingo, que además aprovechó para buscar el abrazo de doña Clara Nubia. Acababa de tener una dura ruptura pública con su hermano mayor, de quien ha sido muy cercano y su hijo Nicolás, con quien ha tenido un gran parecido físico y afinidad con la vena política.
La cadena de los afectos. pic.twitter.com/6grGCHJQp1
— Gustavo Petro (@petrogustavo) March 7, 2023
Así como su papá Gustavo es costeño, nacido en Ciénaga de Córdoba, su mamá es del altiplano cundiboyacenses, nacida en Gachetá y fue militante de la Anapo en su juventud, una influencia que pudo entrar en la familia e influir en el camino político de su hijo. Por cuenta de la relación de doña Clara Nubia con Cundinamarca fue que los Petro se trasladaron a vivir a Zipaquirá donde pasaron la infancia y juventud Juan Fernando y Gustavo, hasta que este último se fue para la guerrilla.
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