Pocos meses después de que Colombia empatara en Tel-Aviv con Israel y se clasificara al mundial, Pablo Escobar citó a su amigo René Higuita a una finca que tenía en Cocorná Antioquia. En abril de 1990 la guerra que le había jurado el Cartel de Medellín al Estado se había intensificado. En menos de seis meses habían caído los candidatos presidenciales Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Bernardo Jaramillo Ossa. Había explotado un bus frente al edificio DAS lleno de dinamita en noviembre de 1989 que mató a 70 personas. Era la guerra total. El único bálsamo para aliviar nuestros dolores era el fútbol.
Desde que en 1987 Francisco Maturana asumió la dirección técnica Colombia pasó de ser una cenicienta a ganarle a la Argentina de Bilardo y Maradona en el Monumental, ganar una Copa Libertadores con el Atlético Nacional y clasificar a un mundial después de 28 años. La fiebre era total y Pablo Escobar no era ajeno a eso. Quería vivir la fiesta a pesar de que era el criminal más buscado del mundo. Por eso citó a Higuita en esa finca en Cocorná. La reunión duró tres horas y en ella Escobar, que se creía el amuleto de la Selección Colombia, prometía ir a visitarlos a la concentración en Villa Pallavicine, el lugar donde se concentraría el equipo en Italia.
Higuita había nacido en el Barrio Castilla en una de las comunas de Medellín. Hijo de María Dioselina Higuita, madre soltera que lo dejó huérfano a los diez años, a René le tocó terminar de criarse con su abuelita Ana Felisa. Conoció a Pablo Escobar cuando tenía trece años y era un vendedor de periódicos que jugaba muy cerca al basurero municipal que se convertiría súbitamente en el barrio Pablo Escobar. Higuita sería uno de los cientos de miles de niños que se benefició del programa Medellín sin tugurios. Para él Escobar era una especie de santo.
En el colmo de la fama, después de ganar la Copa Libertadores de 1989 con Nacional, Escobar se contactó con el loco. La amistad fue inmediata. La confianza era tan grande que Higuita iba a ser el puente en el que aterrizaría Escobar, y otros capos del cartel en pleno mundial. El FBI supo de esta intención y, junto con Interpol, montaron un espectacular operativo en medio del torneo. Al final Escobar ni ninguno de los capos del Cartel de Medellín viajaron a Italia.
Higuita, sin embargo, estaba metido en un lío monumental. El cerco y las investigaciones de la justicia se iba cerrando sobre él. La venta al Valladolid después del Mundial de Italia lo salvó momentáneamente. En España Higuita fracasó y tuvo que devolverse a Colombia en junio de 1991. Un mes después de que Pablo Escobar se instalara en La Catedral, Higuita lo visitó en su celda-suite. Jugó con otros futbolistas profesionales con el capo en una de las canchas instaladas en el centro penitenciario. Las imágenes de Higuita yéndolo a visitar frente a la Catedral lo comprometieron aún más. El escándalo hizo que el coronel Augusto Bahamón, encargado de la IV Brigada, fuera despedido de la custodia del penal y empezó a despertar el resquemor sobre qué tan placentera era la vida dentro de la catedral.
A mediados de 1993, después de la muerte de Escobar, la Fiscalía encontró documentos que comprometían al ídolo del fútbol con negocios del Capo. Incluso, según la Revista Semana, se encontraron cheque y vales por cientos de miles de pesos en favor del arquero. Pero lo que terminaría condenándolo a 10 años de cárcel fue el haber sido intermediario para que Escobar liberara a la hija de Luis Carlos Molina Yepes, un comerciante dedicado al negocio de frigoríficos. Escobar había secuestrado a la joven y pedía un rescate de 300 mil dólares. Higuita fue el puente entre las autoridades y el Capo y por eso recibió, según se difundió en su momento, la suma de USD$ 50.000
Duró seis meses en la cárcel. Salió en diciembre de 1993 y volvió a ser el ídolo de siempre a pesar de que por esa fecha le dio un puñetazo al periodista Cesar Augusto Londoño por hacerle una pregunta incómoda. Dos años después se inmortalizaría con su escorpión en Wembley y su gol a River Plate en el Atanasio Girardot que le significó al Atlético Nacional su paso a la final de la Libertadores. René se retiró en el 2004 cuando dio positivo en cocaína pero sigue siendo un ídolo del fútbol mundial. Hace poco estuvo en la despedida del estadio Vicente Calderón de Madrid y fue alabado hasta por Ronaldinho.
Aún reconoce que Escobar fue su amigo y le ha dado un apoyo irrestricto a la incorporación de las Farc como partido político. Sus trinos siempre dan que hablar y ahora tienen un común denominador: apuntan al ex presidente Álvaro Uribe y al Centro Democrático. A Higuita nunca le ha importado demasiado decir lo que piensa