El tema de Beatriz González (Bucaramanga, 1938) ha sido desde hace muchos años la realidad colombiana y sus desastres que, queda registrada y reflejada en los retratos de los periódicos. Ella misma comentó en una entrevista “un día cualquiera abrí el periódico y encontré la foto de los suicidas del Sisga (un cuadro ícono pintado en 1965). La historia narraba cómo un jardinero enloqueció y dijo a su novia, empleada del servicio, que el mundo estaba lleno de pecado y que era mejor dejar de existir. Luego de tomarse un retrato con un ramo de flores entre las manos, decidieron lanzarse a las aguas heladas de la laguna del Sisga. Acá comenzó su historia sobre la realidad del país.
En la galería Casas Riegner Beatriz González realiza una exposición cuyo título es Reiteraciones (1981-2005) y estará desde el 19 de febrero hasta el 20 de abril. Se llama así porque retoma algunos de sus trabajos para que a la opinión no se le olvide la historia. Decoración de interiores fue una cortina en serigrafía realizada en 1981 donde hace una tremenda critica al presidente Turbay y a la clase política colombiana en una foto social mientras trascurría una alegre fiesta en donde algunas de las imágenes se repiten dentro de mismo trabajo. Hoy en día, presenta la misma imagen en técnica de serigrafía.
Sobre los inundados y desplazados la exposición presenta unas sutiles imágenes que dibuja sobre papel y, de una forma inusual en la carrera de la artista, una sutil y vaporosa imagen de una familia abandonada por la suerte y su gobierno.
Plumario Colombiano es otra obra que muestra el olvido de los indígenas del Amazonas. Un domingo cualquiera los presidentes Carlos Lleras, Julio César Turbay Belisario Betancur llegaron en su debido período presidencial, a una rápida visita al Vichada y los indígenas los coronaron. En la obra hay frases conceptuales como: este gobierno no tiene dueños o un miniaviso de periódico que anuncia: Consulte al indio Amazónico. Avenida Caracas No 39-30. Teléfono 2453109. La importancia de la frivolidad del poder ante los sus pueblos indígenas, la puerilidad del comercio y el olvido de nuestras tribus originarias.
La imagen de los palos desalmados viene del retrato de la historia de los wiwa que recuerda la muerte de once indígenas electrocutados por un rayo.
O la foto de Zulia, Zulia Zulia, de 2015 donde muestra el cierre de la frontera con Venezuela que documenta el desplazamiento forzado de los colombianos que se ven obligados a atravesar sus pocos y simples enseres o, sus precarios muebles en la cabeza porque el río que les llega a la cintura. De nuevo la pregunta… ¿Que ha hecho el gobierno por esos otros desplazados? ¿Será que se necesitan más negociadores?