Sigue el proceso de expropiación en el barrio San Luis afectado por la dinamita en el proceso de construcción del tranvía de Ayacucho, acabaron con el patrimonio de los pobladores de los vecinos de la 80 y de San Juan a nombre de los puentes del bendito “desarrollo”, que siempre ha favorecido exclusivamente a los privados, y al parque automotor, aunque le quite de las manos todo el esfuerzo que los ciudadanos construyeron a fuerza de trabajo de un plumazo; los delincuentes callejeros son valientes y aunque sea arriesgan su vida y enfrentan a su víctima, que puede convertirse en victimario al defenderse, pero la diferencia con estos es que desde una oficina en el piso doce tienen el poder de quitarle sus propiedades a los medellinenses y seguir siendo aclamados por periodistas prepagos y por la opinión pública adormecida que le rinde tributo a la política militante y partidista.
Enviamos un derecho de petición por los 13.000 millones que se recogieron con la Teletón para atender la crisis humanitaria de la pandemia, y nunca recibimos una respuesta. Los contratistas pasaron de ser uribistas, para que llegue la nueva masa quinterista, ¿esto qué cambió?, ¿que solo los fanáticos de la Colombia Humana lo apoyen para que les devuelva el favor en elecciones? Los gringos responderían que no es política, que es solo por la economía, estúpido.
Lo único positivo es que se abrió la ventana para el debate, que anteriormente siempre estuvo cooptada por el uribismo, partido que siempre aboga por la guerra paraestatal y por una postura dogmática, que es bien apta para nuestra tierra godorrea y antioqueña. Casualmente, ahora el Centro Democrático sí está viendo que hay corrupción en Medellín, que las entidades sufren de nepotismo, amiguismo y compradazgo; que la ciudadanía nunca ha estado incluida para la toma de decisiones y que por más orgullosos que nos sintamos de nuestra ciudad, no podrá ser adulta hasta que se invierta en reducir la delincuencia y en fomentar el empleo.
Es tan notorio esto que los medios de comunicación uribistas apenas bebieron el brebaje del conocimiento y empezaron a ver irregularidades que nunca habían visto en EPM, y los medios acomodados a la administración siguen impávidos defendiendo lo indefendible y la opinión pública sigue sumisa como un bebé en su regazo.
La capital paisa seguirá engendrando los futuros candidatos presidenciables, que a punta de publicidad, y no de hechos, han sabido ganarse el respaldo electoral; algo merecido en nuestra sociedad por su falta de interés en lo público y la política a favor de nombres, y no de causas.