Si pensamos en la Feria Internacional de Miami, Arbo vendría siendo como como la mitad en tamaño y calidad pero con los mismos precios en las obras de arte. Participan 74 galerías: locales de Bogotá, Medellín y Cali y las otras argentinas, uruguayas, brasileñas, mexicanas, panameñas, ecuatorianas, norteamericanas, alemanas, etc. La feria consta de 8 propuestas: La principal donde se encuentran la exhibición de las galerías. Proyectos donde 15 galerías de once ciudades proponen los diversos acercamientos en el tratamiento de la figura humana. Referentes cuyo título es “Fuerzas invisibles” recogen la tendencia de lo no-objetual en el arte colombiano de los años sesenta, setenta y ochenta. Artecámara, que desgraciadamente es una prioridad porque promueve jóvenes talentos, deja mucho que desear. En Foro hay mesas de discusión sobre las diferentes tendencias. En Articularte se propone la experimentación de la creación colectiva y en Libro de artista exponen las editoriales que se especializan en este tema.
Como en todas las ferias, se presentan lo bueno y lo malo, lo interesante y lo alternativo, lo clásico moderno y el mundo contemporáneo con sus mil propuestas.
La Galería de León Tovar muestra una bella propuesta sobre el arte geométrico latinoamericano donde están por ejemplo, el venezolano Jesús Soto que es el grande de los grandes del mundo, hay obras de colombianos como la armonía de Carlos Rojas, la severidad rítmica de Fanny Sanín o bellas obras de Edgar Negret.
La galería Sextante representa al peruano Fernando de Szyszlo en pintor de la abstracción arquitectónica, el poeta del claro oscuro, el mago que piensa desde lo totémico, lo geográfico hasta lo precolombino.
En la galería de Beatriz Esguerra se encuentra Pedro Ruíz con Ibargüen en honor a la campeona de salto largo y que pertenece a la serie de Colombianas ligeras. Son 20 pinturas de mujeres afro descendientes que saltan con una batea en la cabeza a la usanza de nuestras palenqueras o de cualquier persona humilde que conoce la sabia capacidad de llevar el peso en la cabeza.
Pero Ruiz anota: “Es un homenaje a los deportistas porque estoy convencido que logran el triunfo con una rutina de disciplina, dedicación y convencimiento. Y cuando la gente habla de la paz que, es lo mismo que el control, se necesita gente que tenga las misma fuerza y capacidad para unirnos en lugares comunes, en donde estemos convencidos de que se acabe el sufrimiento para la gente humilde y, para probar qué tan “Ibargüenseses” somos los colombianos”