La publicidad de la página 11 del Diario del Norte, edición No.2.824 del 11 marzo de 2019, alardea sobre las hectáreas rehabilitadas por Cerrejón. El número 4.000 sobresale del anuncio, no solo porque es 12 veces más grande que el resto de las letras y cifras, sino por el color blanco sobre el ecológico verde. A pesar de mencionar que a la par con la operación y en cumplimiento del Plan de Manejo Ambiental se ha desarrollado el programa, la operación lleva 35 años y la rehabilitación, solo 29.
En un recuadro también en blanco se resalta que se ha rehabilitado el gran porcentaje del 90% de las áreas, pero donde han finalizado las operaciones. Esta información es manipuladora pues cualquier lector desprevenido pensaría que Cerrejón está adelantado en ese tema y que solo le resta un 10%. No se menciona la verdad que de 69.000 hectáreas concesionadas y 15.000 intervenidas solo se ha rehabilitado el 26% (4.000), lo que indica que en los 35 años de operación se recuperan 115 por año.
Si se proyecta lo que falta por rehabilitar, suponiendo que no van a intervenir más de lo concesionado, es decir 11.000 hectáreas hasta el 2034, les tocaría acelerar la tarea a un promedio de 733 por año. A simple vista se nota que Cerrejón tiene ese programa atrasadísimo, ya que para poder entregar todo rehabilitado al final del contrato le toca multiplicar por siete (7) lo que ha hecho. Se demuestra así que el supuesto festejo por el logro alcanzado debería ser una gran preocupación para los guajiros, las autoridades ambientales, pero sobre todo para Cerrejón.
Más adelante se pavonea la empresa, escrito también en letras blancas, de reconstruir el ecosistema terrestre de las áreas intervenidas pasando de tajos mineros a coberturas de especies herbáceas, arbustivas y arbóreas. Esto se muestra como la gran hazaña que amerita un premio como campeón ambiental a lo cual los guajiros debemos darle agradecimientos. Eso es precisamente lo que le toca hacer contractualmente. Eso no es un valor agregado a la recuperación de la biodiversidad; es solo su compromiso. Y nunca esas tierras van a estar mejor que como la recibieron.
El aviso muestra como un gran regalo que Cerrejón le hace a La Guajira el haber sembrado 1,6 millones de árboles de 40 especies nativas. ¿Alguna vez Cerrejón ha publicado cuántos millones de árboles se han arrancado de raíz en la etapa de desmonte de las áreas intervenidas? Hablar de esa grandiosa cantidad de siembra sin que los lectores tengan una idea de lo que se ha arrancado es manipulativo. Se resalta como nuevo hábitat de diversas especies animales, como si ellos hubiesen recibido la zona como la superficie lunar.
Si las tierras rehabilitadas se constituyen en el corredor biológico por excelencia entre la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá y debemos agradecérselo a Cerrejón significa que están rehabilitando más de lo que les toca, ¿acaso eso no era así antes de la gran minería a cielo abierto? Todo para demostrar que el jaguar, especie en extinción en el planeta, ha encontrado en esa zona el hábitat idóneo para su supervivencia. ¿Qué hizo que los jaguares desaparecieran de la zona en primera instancia?
Reza al final de la publicidad diseñada por estos campeones de la desinformación en letras blancas “Cerrejón le ha apostado a la generación de valor ambiental de la región, contribuyendo con el cuidado y la sostenibilidad del medio ambiente”, haciéndonos creer que es una contribución de la minería responsable. De esta forma un aviso nos oculta la patética realidad del desastre ecológico que significa la minería a cielo abierto, pero lo lamentable es que nos quiera vender lo poco que ha hecho en esta materia como la panacea.