En el mundial de México 1986 la selección del Paraguay tenía cinco jugadores en el fútbol colombiano, Roberto Cabañas, Juan Manuel Battaglia y Gonzalez Aquino en el América, Amado Nunes, Gato Fernández y Buenaventura Ferreira en el Cali. Uruguay tenía al Bocha Santín en el Cúcuta, Argentina a José Luis Brown en Nacional y Trobiani en Millonarios, además el equipo de Bilardo había clasificado al mundial con gol de Ricardo Gareca. El fútbol colombiano vivía otro Dorado gracias a los carteles de la droga.
En 1980, poco antes de fichar para Boca Juniors, Diego Armando Maradona visitó el país con el equipo que lo formó, Argentinos Juniors. En Pereira, en un amistoso contra los matecañas, Diego marcó uno de los mejores goles de su carrera. Después de ese partido cenó con los dueños del América, los entonces respetables hermanos Rodriguez Orejuela, y se filtró una foto del crack con los creadores del Cartel de Cali. Se decía que en cuestión de horas ficharía por el América. Boca rompió los records en una tranferencia histórica. Sin embargo los Rodríguez hicieron de los diablos rojos el club más poderoso del continente. A los mundialistas mencionados se sumaba Falcioni, acaso el mejor arquero extranjero que tapó en Colombia, Willington Ortiz y toda una constelación de estrellas dirigidas por el mas ganador de todos, Gabriel Ochoa Uribe.
Hernán Botero Gomez llevaba las riendas del Nacional que arrancaría un exitoso proceso que terminaría con el primer titulo continental para un equipo colombiano. Botero se convirtió en el primer hombre nacido en este país en ser extraditado a los Estados Unidos por narcotráfico. Todos sabían que Millonarios estaba patrocinado por uno de sus hinchas más fieles, Gonzalo Rodríguez Gacha, con contrataciones fulgurantes como Higuarán o Goycochea, figura de la Argentina de Bilardo que fue subcampeona del mundo en 1990.
Por eso es que Colombia brillaba internacionalmente. Miren nada más lo que ocurrió en las copas Libertadores que van de 1985 a 1996: América subcampeón 85, 86, 87, semifinalista en 1988. Nacional campeón 1989, semifinalista 1990 y 1991. América semis en 1992 y 1993. Junior de Barranquilla semifinalista 1994, Nacional subcampeón en 1995, América subcampeón 1996. Fue una verdadera década de locura, una inmensa burbuja que se reventó cuando Samper decidió traicionarlos y los mandó a una celda en los Estados Unidos y por eso tenemos un fútbol de resultados patéticos. Del 97 a la fecha se ha obtenido un subcampeonato con el Cali en el 99, dos Libertados, Caldas 2004 y Nacional 2016 y una semifinal con el Cúcuta en el 2007. Por eso, desde el 2016, como si fuéramos Venezuela, no clasificamos un solo equipo a Octavos de la Libertadores. Una cosa patético.
