En el 2020 decíamos que era un año de mierda pero en el 2021 la cosa no mejora, al contrario, todo tiende a empeorar. Perder al Gordo Benjumea en este momento es un totazo muy grande. El Gordo era la risa, la buena energía, todo el amor. Los que más sienten la pérdida son sus hijos, por supuesto, los talentosísimos Ernesto y Marcela, quienes además tienen una integridad y un amor por el país demostrado en la indignación que sienten por este gobierno. Sus compañeros de set también lo recuerdan y lo aman y cada vez que pueden recuerdan lo hermoso que fue. Además que era un reto compartir escenas con él. Nunca se sabía con que iba a salir. Improvisaba, nunca se cansaba de improvisar.
El Gordo tuvo problemas de salud en los últimos diez años de su vida. Llevaba un tiempo muy largo esperando recibir un riñón. La lista de donantes nunca se movía, así que estaba condenado a hacerse una diálisis al día. En el hospital donde lo atendían conoció a un niño quien también esperaba por el órgano. Se hicieron amigos. El Gordo era amigo de los niños, siempre fue un ángel, un niño grande, un hermoso niño grande. Cuando por fin le llegó el riñón a Carlos decidió dárselo al niño, cedérselo. La anécdota la cuenta el gran Stiven Arce en un trino. Es realmente maravilloso. Qué pesar que se haya ido el Gordo:
Una historia bonita. El gordito Benjumea estaba esperando un riñón, llevaba años haciéndose diálisis; en la clínica conoció un niño que también estaba en lista de espera, el día que le llegó el riñón al gordo, se lo cedió a ese niño y era compatible. Gordo gracias por tu vida! pic.twitter.com/K2syoYMP9z
— steven arce (@stevenarce) May 14, 2021