Me cae bien Claudia López. Comparto con ella que la página del conflicto armado debe pasarse honrando los acuerdos de paz, y también que es imprescindible resolver el problema estructural de la corrupción. No obstante, como programa de gobierno su planteamiento es deficiente e incompleto. En tiempos en que todos los sistemas socio-ecológicos están expuestos a crecientes incertidumbres sobre los recursos, riesgos e impactos, la agenda política que se impone es la construcción de la resiliencia económica, social y ecológica. Esto exige transformaciones que al día de hoy no se han propuesto.

Claudia López enuncia la corrupción pero sólo se refiere al régimen político. Son dos elementos conectados, pero no son lo mismo. El círculo vicioso que ella menciona en su video (*) no es la corrupción, sino uno de sus mecanismos –quizás el más alto en la jerarquía. Sin embargo la corrupción no es sólo el resultado del instaurado sistema de transacciones entre el gobierno, el congreso, el poder judicial, los medios, los grandes contratistas. La corrupción envuelve todas las prácticas de la sociedad. Pregunten a la mayoría de los ingenieros del país que viven de la contratación, a muchos conductores que se enfrentan a una multa, a quienes hacen colas, a los ciudadanos de a pie que compran jueces, a quienes piensan en atajos para obtener un servicio rápido. La corrupción está instituida a todo nivel y no es sólo un mecanismo. Acabar con la corrupción implica un pacto social, que va mucho más allá de la domesticación de los políticos.

Su programa además es incompleto, pues una política contra la corrupción no configura un programa de gobierno. Acabar con la corrupción en el país constituye uno de los pilares del programa de gobierno que el país requiere. Sin embargo, para construir la resiliencia económica, social y ecológica en Colombia, es necesario elaborar sobre otros tres pilares: la transformación económica, la redistribución del ingreso nacional, y el desarrollo de la capacidad de protección de los recursos. Me dirán: pero nada de eso se puede lograr si la corrupción continúa. Sin duda. Está bien y es imprescindible. Pero un político responsable y formado como ella no puede ofrecerle al país un programa de gobierno que básicamente se plantea tapar todos los huecos por donde los recursos públicos se pierden. Sería un auto-engaño. También tiene que plantearse, qué modelo económico se quiere construir y cómo va a ejecutarse (una política de transformación económica), cómo se va a modificar la distribución de las rentas y del ingreso nacional, cómo van a controlarse los oligopolios y cómo se va a garantizar el acceso al capital (una política de redistribución del ingreso), y cómo se va a construir la gobernanza sobre los recursos. Sin estos pilares, un programa de gobierno basado en una política anticorrupción se ocupará de controlar las pérdidas que afectan el recaudo público, sin tocar las pérdidas y daños producidos por mercados que no son competitivos, por la pobre especialización y diversificación económica, por la falta de acceso al crédito, por la incapacidad institucional para asegurar los derechos de propiedad sobre la tierra y el capital, y por el ecocidio en marcha.

A pesar de estas deficiencias, el programa de Claudia López ofrece el mejor punto de partida para la discusión del programa de gobierno que Colombia necesita para su crecimiento resiliente. No sólo porque se sale de la agenda de polarización izquierda-derecha y porque apunta a un problema que debe resolverse, sino también porque ella representa la agrupación política que debería responsabilizarse de esta transformación.

La construcción de la resiliencia económica, social y ecológica

La construcción de la resiliencia económica, social y ecológica es la agenda obligada de toda sociedad en el siglo XXI. No está determinada por fines ideológicos. No busca estatizar la economía ni cercenar la iniciativa privada, ni exacerbar la lucha de clases. Pero tampoco pretende desconocer los conflictos económicos, sociales y ambientales, profundizados por los modelos económicos y sociales del siglo XX. La construcción de la resiliencia no propone un modelo político o cultural. Sí plantea un conjunto de procesos estructurales que deben desarrollarse para que cualquier sociedad crezca a la par que reduce la incertidumbre, riesgos e impactos sobre sus recursos. ¿Toca intereses la construcción de la resiliencia económica, social y ecológica? ¡Por supuesto! Pero es un proceso colectivo que involucra la participación abierta y transparente de todas las partes interesadas.

La construcción de la resiliencia económica social y ecológica tiene como objetivo desarrollar el potencial de los recursos económicos, humanos y ambientales de un sistema socio-ecológico. Este potencial se realiza mediante la protección de los recursos, y mediante la creación de estructuras que construyan:

1) el acceso a estos recursos,

2) el uso especializado y diversificado de los recursos en la estructura productiva, y

3) la gobernanza que regula el uso y determina la asignación de estos recursos.

El acceso a los recursos naturales está dado por infraestructura, tecnología y derechos de propiedad. El acceso al potencial de los recursos humanos se construye a partir de niveles adecuados de nutrición, salud, educación, y provisión de servicios básicos: agua, alcantarillado y energía. El acceso a los recursos financieros está determinado por la estructura de distribución del ingreso nacional, y por la capacidad de la banca para hacer estos recursos disponibles para toda la población.

Estas estructuras de accesibilidad son la base que sostiene la estructura productiva del país. El objetivo de un gobierno que lidere la transformación económica consiste en promover la especialización y la diversificación económica que genere mayor valor y reduzca la contaminación, la degradación de los recursos naturales, el desempleo, y los costos de transacción.

La construcción de estructura de accesibilidad y la transformación económica requiere la construcción de la gobernanza ambiental, gobernanza humana (participación política, control de la corrupción, control de violencia, acatamiento a la ley –entre otras), y gobernanza del riesgo.

(*)https://www.youtube.com/watch?v=dQkGg7HMIvw

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