Claudia ha sido mi decepción de estos días. Su discurso firme de proteger a los bogotanos se fue diluyendo como el azúcar en el agua. Otra vez volvió a demostrar que lo de ella es pura bulla, puros gritos y que detrás de sus gafas se esconde una neoliberal seguidora de Peñalosa de la que es su alumna más destacada.
Voté por ella y me parecía que era una líder que se iba a imponer sobre Duque. Era la madre de los dragones. Pero qué va, resultó siendo una tibia peor que Fajardo y peor porque al menos el dirigente paisa no se compromete, es abiertamente insulso, pero Claudia quiere jugar a ser Evita y luego sale con incongruencias como salir en Semana TV a decir que ella es la heroína que salvará a los bogotanos de las garras neoliberales de los empresarios insaciables, y una hora después pone a rotar una circular en donde obliga a los empleados del distrito a ir a partir del 11 de mayo.
Lo peor es que después saca otra circular reculando pero nadie lo entendió. Que si se puede hacer Teletrabajo, que va a ser sectorial, en fin. La principal defensora de la cuarentena obligatoria resultó tan imprevisible como Petro, quien, mientras criticaba a los bogotanos que se iban de puente, él estaba en Cuba.
No es confiable su temperamento y sus ganas de figurar, además quiere mandar un mensaje, proyectar una imagen de sí misma que esta muy lejos de ser el verdadero: Claudia no es de Centro Izquierda ni de nada, es una inestable que un día piensa una cosa y mañana otra y por eso se ha comido tantas rectificaciones. Estamos tan faltos de lideres en este país que entre ella y el que diga Uribe estará el próximo presidente. Ojalá Alejandro Gaviria se lance.