La fuerza de la naturaleza nos tiene sin destino. México y su terremoto y en algunas islas del Caribe, María que en su viento y lluvia deja la destrucción. El medio ambiente nos ha dejado signos brutales por el descuido y la ambición del hombre que su medida es el progreso desmedido. Ese es uno de los temas de la 1 Bienal de Arte Contemporáneo.
Mientras tanto, en el mundo cultural BienalSur, es un enorme proyecto que abarca toda la América, Europa y África. Contó con ayuda del gobierno de Argentina. Trata de encontrar caminos de comunicación y entendimiento entre los hombres. Busca que su movimiento integral de las expresiones del hombre tenga una repercusión mundial a favor de diálogos humanos. Desde octubre hasta diciembre dese lleva a cabo esta primera edición de Bienal Internacional de Arte Contemporáneo en dónde se incluyen 16 países, 32 ciudades y en 84 sedes 2543 artistas con Buenos Aires en el foco de irradiación del evento.
En todo Buenos Aires se respira arte, en los museos, en los espacios urbanos, embajadas y más de veinte universidades. Los países manifiestan una plataforma contemporánea que busca resonancia. Para que los eventos artísticos repercutan en el pensamiento de muchos públicos, porque en sus manifestaciones buscan reflexionar sobre las distintas realidades que en sus diferentes capítulos, de cómo, a pesar de nuestra diferencias, tenemos en común un mismo tiempo presente.
Lo más impresionante es que la organización ha sido liderada por una universidad pública —UNTREF— Universidad Nacional desde el 3 de febrero bajo la dirección de Aníbal Jozami y su entrañable grupo de colaboradores. Él, en su empeño, ha logrado sobrepasar las limitaciones económicas —que son lugares comunes de todas las instituciones educativas gubernamentales—.
Jozami anota: “Es un proyecto político cultural que intenta ser una herramienta de integración de América de Sur y además con otros países. Queremos que con el apoyo de la juventud y a través del arte y la cultura logremos lo que en muchas décadas ni la diplomacia, ni la política han podido lograr. Queremos retomar el concepto de patria grande.
» Y esa es nuestra única política. Porque en este mundo en el que hay, cada vez más murallas y más gobiernos intolerables, nosotros desde un rincón en el sur plantamos unos proyectos que plantean otra mirada: la asociatividad, la aceptación de la diversidad, un respeto al por el otro dentro de los términos de un diálogo. Planteamos que el arte es inclusivo en donde nos salgamos de los circuitos elitistas y minorías económicas”. Anota el rector, entusiasta humanista.
Escuela Mecánica de la Armada, puerta de entrada a las torturas y la muerte
En Buenos Ares me llamó la atención que la bienal estaba en dos lugares que representaban, simbolizaban y reivindican a los desaparecidos. El Parque de la Memoria —Monumento a las víctimas del terrorismo del Estado. Es un enorme espacio de catorce hectáreas de extensión, al lado del Río de la Plata en donde un gran muro, testimonio mudo, tiene grabado en piedra los nombres de las víctimas y cuyo objetivo es que las nuevas generaciones tomen conciencia del horror cometido por los militares en el poder. Y para que nunca se repitan hechos semejantes. Impresionante obra cuando nosotros, en una miniescala, no tenemos claro qué sucedió en el Palacio de Justicia en Bogotá.
Papeles desclasificados de Estados Unidos que registran la muerte de Allende (nótese referencia a Colombia)
El lugar donde se exhibían las obras era tenebroso porque era donde el ejército reunía a sus detenidos que trasportaba en los nefastos carros Ford. La antigua Escuela de Mecánica de la Armada era la puerta de entrada a la muerte: los maltrataban, los torturaban, los asesinaban. En ese espacio conmovedor se siente aún el dolor y el vacío inconmensurable. Ahora, el espacio sanador se llama Centro Cultura de la Memoria Haroldo Conti. La Bienal intervino el espacio con cultura simbólica. Rayos de neón que proyectaban el horror de la tortura con electricidad, una máquina que muestra en documentos la impunidad de los Estados Unidos que en sus papeles desclasificados y en periódicos registran la muerte del presidente de izquierda. Otras son fotos donde en sus “Palimpsesto” muestra en fotografía cómo en Guatemala se alteraban las tensiones del poder al yuxtaponer diversas capas de fotos de geografías y razas y abusos. Las fotografías se sobreponen de manera dramática para mostrar la complejidad de momento crítico. O las lápidas de Iván Grilo, que dicen lo que tienen que decir.
"Interferencia"
Otro ejercicio interesante fue compartir colecciones entre los museos: con el título de Interferencia, las obras del Museo de Arte Contemporáneo de Ginebra interfieren cada sala con una obra contemporánea que se encuentra en medio de las pinturas tradicionales del Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, mientras muestran las diferentes épocas donde el arte fue contemporáneo. Una actitud inteligente que permite observar la medida en que el hombre artista concibe el mundo. Otra, en el Museo Hispanoamericano Fernández Blanco donde obras coloniales muestran la Discontinuidad mientras mezclan las obras y objetos de los siglos XVI y XVII con videos muy actuales de la colección de los franceses Laimetre.
Obras del Museo Reina Sofía en el Museo de los Inmigrantes
Otra más inclusiva porque hay artistas contemporáneos de muchas partes del mundo está en el Museo de los Inmigrantes. donde el Museo Reina Sofía de Madrid comparte una versión paralela de la actitud contemporánea con una serie de fotografías que muestran las preocupaciones del presente.