La prensa no tendría por qué decirle a la oposición cómo hacer su trabajo

La prensa no tendría por qué decirle a la oposición cómo hacer su trabajo

"Que esto ocurra deja ver que no es muy saludable el estado de la democracia"

Por: LUIS EDUARDO MARTINEZ ARROYO
julio 31, 2020
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La prensa no tendría por qué decirle a la oposición cómo hacer su trabajo

Cuando se le dice desde los medios a la oposición política de un gobierno o sistema económico, político y social cómo debe desempeñar ese ejercicio, no parece ser muy saludable el estado de esa democracia. La oposición es para oponerse por todos los medios, incluidos pacíficos y de fuerza permitidos por las leyes y la Constitución, a todas las medidas que los sectores que la integran consideren que lesionan a los desfavorecidos de una nación cualquiera.

Una muestra de eso fueron las movilizaciones masivas de finales del año anterior que recorrieron buena parte del continente latinoamericano, que por cierto fueron saludadas con alguna benevolencia por la mass nacional. De ahí que sea aún más lamentable que a estas alturas de la vida un reconocido diario informativo, que llevó candela y garrote a mediados del siglo XX (propinados por los agentes de los gobiernos regresivos de la época), con cajas destempladas acuse a un dirigente político, senador y excandidato presidencial de 2018 de estar llamando a los colombianos a patear la mesa de las instituciones. Todo porque este ha denunciado, basado en los audios que reposan en poder de la FGN, que la elección de Duque está viciada porque, según investigaciones, hubo compra de votos con dinero proveniente del narcotráfico y de un miembro del Grupo Cisneros de Venezuela.

"Amañados" llama un editorial de El Espectador a los datos que maneja el senador Petro y en un curioso ejercicio de democracia electoral aritmética se pregunta que si “¿su voluntad no cuenta”?, la de los diez millones de electores de Duque. El editorialista lleva el asunto al terreno que pareciera convenirle a su defendido, el de las sumas y restas. El razonamiento es más o menos así: qué importa que haya unos votos en entredicho, si obtuvo (Duque) diez millones de votos. Altas corporaciones judiciales dicen que no al editorialista. Basta que haya un voto comprado para que se anule la elección del candidato (Consejo de Estado, RCN, 17-05-2019). La Registraduría Nacional del Estado Civil desoyó el mandato del Consejo de Estado, que en sentencia de 2018, previa a la elección presidencial, le ordenaba la actualización del software para evitar los fraudes como el que se cometió contra el Mira.

En materia electoral no es el “lenguaje catastrófico del senador el que da la sensación de que Colombia está en una crisis institucional de proporciones apocalípticas”, es la realidad. Quizás por los continuos escándalos nacionales, todos ellos relacionados con asuntos de la Función Pública, el editorialista ha olvidado el de la Casa Blanca de Barranquilla, en el que con la excepción de quién por razones de “el poder para qué”, ha resultado condenada, los intocables viven la vida feliz y uno de ellos se apresta, a pesar de su gesta ínclita, a ser ungido presidente del Senado.

La hipersensibilidad del diario de los Santo Domingo puede verse afectada si se hace un rosario de lo que podría constituir “una crisis institucional de proporciones apocalípticas”. Por eso será breve el listado: Casa Blanca, ñeñepolítica, Cisneros 300000 dólares; perfilamientos de las FFMM a opositores; bombardeos de militares a niños; acceso carnal violento de militares a niña emberá menor de edad; crisis de la justicia: una FGN que encarcela a quienes investigan a los protagonistas de la ñeñepolítica y hace la vista gorda con estos; una CSJ que no da un paso firme en sus investigaciones a AUV; escándalos en las FFMM y Policía Nacional por peculados de toda índole, por nexos con narcotraficantes (el Ñeñe es un ejemplo); por enriquecimiento ilícito; exterminio de los líderes sociales, y de excombatientes de las exfarc. Y, ¡atención!, esta situación es de vieja data. Tanto es así que ya es común que la prensa extranjera le dedique espacio. Así que los que la patearon hace rato son otros.

Pobre conceptualmente la idea de la prensa nacional frente a la oposición. Que se escandalice porque un dirigente político llame a ejercer la desobediencia civil, no dice bien de ella. Hace casi doscientos años un gringo en un acto individual se negó a pagar los impuestos al gobierno de Estados Unidos porque este libraba una guerra de agresión contra México y no quería que su dinero fuera usado en esa guerra de despojo. Henry D. Thoreau era el nombre de este destacado periodista. La utilizó Gandhi para reprochar la presencia británica en la India. En foros y organismos internacionales se habla con naturalidad de ella. La CC colombiana la ha sancionado por vía de tutela. Exigir la moratoria y la abolición de la deuda externa es también una acción de desobediencia civil y eso se hace a menudo en certámenes internacionales.

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