La pregunta de siempre: ¿por qué hemos dejado de leer?

La pregunta de siempre: ¿por qué hemos dejado de leer?

“El humanismo ha intentado mejorar al ser humano desde la educación. ¿Ha conseguido domesticar al animal humano, someter su innata barbarie?”.

Por: Diego Mario Zuluaga Osorio
enero 09, 2024
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La pregunta de siempre: ¿por qué hemos dejado de leer?
Fotografía: Canva

“El humanismo ha intentado mejorar al ser humano a través de la educación, la política y la cultura ¿Ha fracasado en su propósito civilizatorio? ¿Ha conseguido, después de tanto tiempo, domesticar al animal humano, someter su innata barbarie?”. (Eduardo Infante)

Una y otra vez nos hemos hecho esta pregunta y cada vez las respuestas son distintas, que estamos ocupados, que no hay tiempo, que estamos agotados, que los libros son muy costosos, que la tecnología nos absorbe, o no hemos podido concretar ese contrato entre tiempo y mente para disfrutar de la lectura.

Sin embargo, siguen existiendo muchas más razones para dejar de leer, y una de estas es la constante fobia preparada desde la escuela, pasaron muchos maestros que no explotaron la inventiva y creatividad de sus alumnos, argumentando la falta de preparación o al menos la poca capacidad de dirección frente a qué libros disfrutar (falta de estímulos para leer durante la infancia, falta de recursos económicos y tiempo, desinterés, entre muchos otros). De otro lado, este XXI se encuentra en una crisis permanente, una hostilidad generalizada como consecuencia de los índices de pobreza, la pandemia, el agotamiento cultural y social, y al enfrentamiento enfermizo con la naturaleza y la sociedad.

Hay que pensar de otro modo en palabras de Spinoza, vivir una vida entramada desde lo convencional hasta el dialogo con las concepciones de la sociedad, desde el abordaje de la complejidad contemporánea de la mano con la ecología profunda; normalizar la ida a las bibliotecas, o en palabras de Platón enriquecer el conocimiento del alma, igualmente adquirir nuevas responsabilidades desde lo entendible del tiempo, del destiempo y de los pasatiempos, como si fuera internamente permitido el disfrutar de los beneficios de la lectura.

Aunque es un hecho cierto para Colombia la lectura no es muy prolífica, pues se tiene calculado que los mayores de 18 años leen en promedio 3.4 libros en el año, además que la industria literaria a pesar de las múltiples ferias de libros hechas en todo el país ha demostrado que los libros siguen siendo costosos, situación que de no permite el acceso a los mismos; además que no hemos podido aprehender la forma de comprender su contenido o temática o que ya no leemos con la misma regularidad de antes, o «La manía de nuestras vidas en línea revela lo siguiente: continuamos deslizando a través de nuestros celulares porque nunca estamos completamente satisfechos», (Andrew Sullivan), siendo este uno de los mecanismos inventados para engancharnos  con mensajes, noticias o notificación de aplicaciones. Es decir, nos movemos entre la realidad y la ficción, lo que conlleva a perder la noción del tiempo y enfrentar el destiempo o los pasatiempos, relegando a los beneficios la lectura a un segundo plano.

Qué nos interrumpe para no parar nunca sin tener horario para nuestro cerebro, dividimos en intervalos mucho más cortos y no nos concentramos lo suficiente, pues como se anotó, se ha normalizado la no lectura pues el libro físico se enfrenta al digital, privándonos del placer del olor del papel nuevo, de la interacción con este, actividad que requiere atención al dirigir los ojos en los espaciados, gráficos y dibujos, un mundo por explorar dirían otros o como afirma Gloria Mark en uno de sus libros sobre productividad, que en el 2023, la capacidad de atención de las personas es de 75 segundos, donde estas pueden poner su total atención en una pantalla por 47 segundos. Adicionalmente, al distraerse del trabajo activo, puede tomar hasta 25 minutos volver a concentrarse en lo que estaban trabajando originalmente.

Hay que volver a la biblioteca o librerías, buscar el libro de nuestro interés y leer capítulos completos, aquellos que requerimos para un informe, ensayo o documento, o por simple placer, hacer que estos nos atrapen desde la primera página o buscar la manera de engancharnos con la realidad que refleja el libro, pues eso, es lo querido por el autor, encontrar el nexo causal entre lo escrito y la experiencia de la lectura.

Espero que esta nota le ayude a regresar al hábito de la lectura. Y, sobre todo, ¡agradezco su atención por llegar hasta el final!

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