En las campañas electorales se habló de acabar con la corrupción. Por años se ha escuchado lo mismo: los enfrentamientos entre líderes por este problema nunca se solucionan.
La sociedad desprotegida sigue en malas condiciones y así continuará.
Seguirán siendo las gallinas desplumadas de los politiqueros, que votan maíz por doquier para que chillen y cacareen, porque hay que tenerlas así desnudas para que produzcan votos.
Es la forma de conseguir los puestos con poder, en donde se firman todos los contratos y las compras que bien tenga el que debe pagar los compromisos adquiridos con el dinero prestado y corrupto de contratistas que esperan las ganancias de una porción de maíz.
Las campañas electorales gastan el dinero del mundo en asesores y gente que vive de la publicidad engañosa, incluso extranjeros ¿Por qué los colombianos no sirven?
El propósito no es que la gente conozca las propuestas es que piensen que la foto maquillada para el video es bien bonita y humilde para convencer y tocar el sentimiento del elector. La pauta comercial sólo pretende vender.
Cuando el elegido se posesiona, por supuesto ha logrado el apoyo de muchos que esperan el favorecimiento en concejos, asambleas departamentales, congreso de la república.
Esos elegidos quitan y ponen leyes y autorizaciones para girar lo que sea; después, recibirán su mermeladita.
Para lograr los objetivos, hay que cumplir con las leyes existentes como la 80 y otras que hacen parte de la telaraña de contratación estatal.
Como a la gente no le gusta leer, el elegido contrata al ilustre en el tema: el 10 %, 15 % o más está puesto sobre la mesa.
Los empleados públicos que trabajan son ignorados porque eso no le produce dinero al jefe y ellos no cobran.
Hecho el proyecto sobrevaluándolo todo, hacen aparecer una obra que no vale nada por sumas millonarias.
Los que aprueban también están untados y cuando el dinero es entregado para la ejecución, los interventores ya están enterados y comen del mismo para tapar las pérdidas que generan esas obras.
Existe un sinnúmero de obras que no se ejecutan y se pierden los dineros. Las contralorías y demás entes de control no aparecen.
Es difícil comprobar los robos descarados en donde se desaparecen o tumban parques en buen estado, para hacer otros más baratos que cuestan mucho pero dejan alguito al que firma la ejecución.
El pueblo se pregunta si el elegido será capaz de hacer una verdadera reforma a la contratación estatal, para que los dineros del pueblo lleguen verdaderamente a municipios y sitios en los que se deben ejecutar las obras.
Para que se genere empleo y desaparezcan los sobrecostos en materiales, desaparezcan los proveedores corruptos que ofrecen a los alcaldes y funcionarios públicos dadivas económicas.
Esta será la única manera de combatir este flagelo, que con el apoyo de comunidades organizadas en veedurías ciudadanas, cuiden su patrimonio, para que el dinero alcance y así, encontrar un verdadero progreso.
Si el nuevo presidente busca a los corruptos no los encontrará, porque ellos saben cómo ocultar lo que se roban.
