La política exterior de Petro, quien no le hace caso a EE. UU. como anteriores gobernantes

La política exterior de Petro, quien no le hace caso a EE. UU. como anteriores gobernantes

El Presidente define la política exterior del país porque puede hacerlo y lo demuestra día a día a través de X con su posición sobre el conflicto en Gaza

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octubre 18, 2023
La política exterior de Petro, quien no le hace caso a EE. UU. como anteriores gobernantes

El terrorismo existe, tanto como las víctimas del terrorismo y como los perpetradores de actos terroristas. No obstante, en el marco de las Naciones Unidas no existe una definición jurídica plena, comúnmente aceptada, del concepto "terrorismo". Cada Estado, de acuerdo con sus intereses, culturas e instituciones (las cuales pueden cambiar con evoluciones políticas, económicas, etc.), define qué es terrorismo y las políticas propias a aplicar contra esa amenaza.

Por esa razón, luego del 11 de septiembre de 2001, hubo un amplio consenso internacional en caracterizar a Al Qaeda como grupo terrorista, consenso que incluyó a China y Rusia, pero la designación de Cuba como país terrorista, que hizo Trump y se mantiene hasta hoy, enfrenta el rechazo de la absoluta mayoría de naciones.

Con todo, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas ha desarrollado una estrategia global contra el terrorismo, políticas y programas de protección a las víctimas, así como de condena a los Estados y grupos no estatales que practican, financian o promueven el terrorismo.

De otra parte, el ejercicio legítimo de la violencia y/o del derecho a la defensa con apego a normas libremente adoptadas por parte de los Estados, es comúnmente aceptado por la comunidad de naciones. De hecho, el reto de los Estados es mantener el monopolio legítimo de la violencia para garantizar el orden público nacional, como en el caso de Colombia. Pero la ONU vigila y previene las posibles extralimitaciones de los Estados en el uso de la violencia, la cual adopta con frecuencia diferentes modalidades de terrorismo. La defensa de las libertades individuales y colectivas, así como de los derechos humanos, se convierte en la forma común de lucha contra el terrorismo estatal y de organizaciones no estatales.

En ese contexto deben ser interpretadas las declaraciones del presidente Petro y de los voceros del Gobierno de Netanyahu en torno a los dolorosos hechos de violencia ocurridos en Israel y en Gaza que han provocado miles de víctimas civiles. Hay víctimas globales del terrorismo, pero el uso del concepto “terrorismo-terrorista” es polémico y a menudo se utiliza para estigmatizar al contrincante. En Colombia es conocido el Presidente que en público condenaba a los “terroristas” y en privado compartía con ellos metas y métodos.

En una perspectiva de corto plazo, las acciones violentas del grupo Hamas, gobernante del pueblo palestino en la Franja de Gaza, para todo humanismo fueron actos terroristas. Así mismo, las reacciones de venganza del Ejército de Israel fueron actos terroristas, aunque la definición del concepto no haya sido comúnmente adoptada en el marco de la ONU.

En una perspectiva de mediano y largo plazos, las acciones del grupo Hamas resultan explicadas -que no justificadas- por las políticas de ocupación ilegal y violenta que el Estado de Israel realiza sobre el territorio palestino y por las políticas de coacción, exclusión y humillación de Israel sobre Palestina.

La extrema derecha fundamentalista se ha apoderado del Gobierno en Israel y no ha dejado alternativas de negociación y convivencia digna al pueblo de Palestina. No siempre fue así, pero es la realidad actual. Por su lado, el fundamentalismo radical de Hamas se ha apoderado del Gobierno en Gaza y aprovechó la desesperación de la población empobrecida y humillada para convocar a la acción armada, incluyendo el uso del terror.

Otras opciones son posibles y tienen voceros políticos actuantes en Israel y en Palestina, por fortuna. Sí es posible la convivencia en paz y con dignidad, de dos Estados y diversas culturas, religiones y pueblos, en esa sufrida región del Oriente Medio.

Esta última ha sido la posición del presidente Petro, aunque expresada mediante “X” ha dado oportunidad a la reacción soberbia, insultante e indigna de los voceros de Netanyahu.

Con anterioridad a los hechos inmediatos, el presidente Petro en su intervención en la Cumbre de los 77 más China, en La Habana, el pasado 16 de septiembre, convocó a las naciones a realizar sendas conferencias de paz sobre los conflictos en Ucrania y en Palestina.

A muchos les molestó que el presidente Petro recurriera a asimilar el conflicto en Ucrania con el conflicto en Palestina, así como cuando comparó la reducción de los dos millones de palestinos de Gaza, sometidos a una cárcel de cielo abierto, con los campos de concentración en que Hitler torturó, humilló y asesinó judíos durante la Segunda Guerra mundial. Claro que las comparaciones históricas son válidas, aunque en un trino no se alcanzan a sustentar y menos a notar las diferencias, que también existen.

Pero el fondo del asunto que se debate hoy en Colombia no es el conflicto palestino-israelí.

El tema de fondo es que, en Colombia, con muy contadas excepciones, los gobiernos de los partidos tradicionales han reducido la “política exterior” a no tener política exterior autónoma, a sumarse de forma pasiva a las orientaciones e intereses estratégicos de Estados Unidos. Los excancilleres que firmaron una carta contra las orientaciones del Presidente se indignan de que ahora haya política exterior autónoma, fuera de los lugares comunes, y más aún que ésta haya conquistado espacios propios en el hemisferio americano y justo frente a Estados Unidos.

Se preguntan es ¿Cómo se atreve, este intruso, sin apellidos y abolengos, a plantearle al mundo políticas sobre transición energética, defensa de la Amazonia, superación de la guerra fracasada contra las drogas, derechos universales de los migrantes, regulación del sistema financiero internacional, todo junto, y además a convocar a conferencias sobre la paz en Ucrania y Palestina? ¿Por qué hace eso Petro, sin consultar con nosotros, los que siempre hemos gobernado, los que lo hemos sabido todo y lo aprendimos de nuestros ancestros o en las universidades del norte? Esa parece ser la pregunta de fondo.

Como si Duque o Santos o Uribe y demás hubieran tomado las decisiones de política exterior en consulta con la oposición de izquierda o con los pueblos ancestrales o los campesinos y demás sectores hasta entonces excluidos y marginados. La Constitución Política habilitó a Duque, a Santos, a Uribe, a los presidentes democráticamente elegidos, a definir la política exterior y eso es lo que hoy ocurre en el caso del presidente Petro.

Claro, los exministros tienen derecho a disentir, como en su momento otros disentimos de sus decisiones, por ejemplo, en torno a los TLC, a tratar a Cuba como país terrorista, a las violaciones de derechos humanos, los falsos positivos y un largo etcétera. Bienvenidos al debate público. Pero la política exterior hoy la define el presidente Petro, así no les guste a los funcionarios de Netanyahu o a los honorables exministros.

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