Desde que fue coronada Miss Universo el escándalo persiguió a Paulina Vega. Su reinado fue bastante atípico al contar con dos hechos que lo marcaron. El primero fue el trino del entonces dueño del concurso, Donald Trump, en su contra. El magnate la llamó “hipócrita” después de rechazar las fuertes declaraciones que él hizo contra inmigrantes mexicanos durante el acto de inauguración de su campaña presidencial a mediados de 2015. Trump, que hasta entonces se había mostrado bastante amable con la barranquillera, terminaría vendiendo el concurso pocos meses después.
El segundo momento bastante recordado de su reinado fue el final. Tres minutos después de coronar a su prima lejana Ariadna Gutiérrez como Miss Universo fue obligada a regresar al escenario para quitarle la corona y ponerla sobre la cabeza de la filipina Pia Wurtzbach, quien había sido la verdadera ganadora tras el monumental error del presentador Steve Harvey. Haciendo gala de una compostura que pocos mantuvieron en medio del caos, Paulina posó la corona sobre la real ganadora y salió del escenario abrazando a la descoronada reina colombiana. En ambos momentos la barranquillera hizo ver su carácter con el cual seguiría enfrentando otras polémicas luego de su reinado.
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Así mismo ha sido extremadamente reservada con su vida sentimental. Después de su etapa como reina solo se le han conocido tres novios. El primero, el arquitecto Lorenzo Botero, quien la acompañó desde la etapa final como Señorita Colombia hasta tiempo después de su reinado. Junto a éste, y al empresario Jorge Mattos, se asoció para lanzar Neos Moda, un importante centro comercial en pleno San Victorino, sobre la carrera décima en Bogotá.
Posteriormente estuvo algunos años junto al empresario venezolano Andrés Becker. Se llegó a pensar que la pareja contemplaba ir al altar pues Paulina, quien es extremadamente reservada con su vida privada, no tuvo problema en dejar claro que Becker la acompañó en varios viajes alrededor del mundo ni en compartir, inclusive, momentos de su vida en pareja. Sin embargo, la pareja rompió en 2020. De su último amor solo se sabe que es un empresario norteamericano con varios negocios en la Riviera Maya, lugar a dónde se escapa la barranquillera para visitarlo cada vez que puede.
Paulina Vega nunca soñó con ser reina, pese a que su abuela, Elvira Dieppa era una de las Señoritas Atlántico más queridas del departamento tras haberlo representado en Cartagena en 1955. Por el contrario, se veía como empresaria. Por eso, apenas se graduó del Colegio Andino Deutsche, de Bogotá, se matriculó para estudiar Administración de Empresas en la Universidad Javeriana. Solo alcanzó a completar dos semestres antes de que el reinado se cruzara en su vida.
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Fue en la navidad de 2012 cuando pasaba sus vacaciones en Cartagena y recibió una llamada de sus padres: Alguien del comité de belleza del Atlántico la había visto de lejos en Barranquilla y querían entrevistarla. Ella, sin tener idea de qué hace ni para qué sirve una reina de belleza respondió “no sé” a la mayoría de las preguntas de la entrevista, pues su único interés era acabarla rápido para regresar a la ciudad heroica a retomar sus vacaciones. Luego hubo otra llamada y esta vez querían verla en traje de baño. Ella, que no iba a gimnasio ni se cuidaba con la comida, recibió plena de dudas el “sí” que le dio el comité de belleza pues no quería parar la universidad ni sabía cómo era eso de ser reina. Dijo “Sí”, por alguna razón que pudo haber sido un presentimiento, o la intuición. Algo le decía que tenía que estar ahí.
Muchos desconocen que la irreverencia característica de Paulina Vega va en sus genes. Su padre, el cardiólogo Rodolfo Vega Llamas -siempre fulminado en las urnas por la maquinaria política- intentó tres veces ser alcalde de Barranquilla. En uno de tales intentos se desvistió ante la prensa y demás candidatos. Se quitó una prenda en nombre de la salud, luego otra en nombre de la educación y así siguió hasta quedar en pantaloncillos para demostrar cómo las anteriores administraciones tenían al pueblo.
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Quien fue conocido en Barranquilla como el cardiólogo de los niños por lograr que 450 fueran operados gratuitamente, en esta ocasión fue el preparador conceptual de la representante colombiana a Miss Universo. Cada noche cuando su hija llegaba a casa, se le sentaba al lado de la cama a comentarle sobre cultura, actualidad, historia y demás temas con los que enfrentaría manadas de periodistas. El 31 de diciembre, a cuatro días de partir para la contienda universal, la tuvo en esas hasta cuando faltaban quince minutos para acabar el año. La familia Vega Dieppa tampoco tuvo problema en pagar de su propio bolsillo parte de los gastos que implicaba la participación de Paulina en el concurso. Todo esfuerzo valía la pena con tal de que ella hiciera la mejor representación posible.
Hoy día Paulina Vega ha logrado consolidarse como una de las personalidades más reconocidas de la farándula colombiana. Ha tenido acuerdos comerciales para ser imágenes de marcas como Falabella o Pantene. Los colombianos la ven todas las noches como presentadora de las temporadas de ‘A Otro Nivel’, exitoso reality de Caracol. Por si fuera poco, ha logrado, también, crecer como empresaria. Tiene su propio de perfume y en meses pasados lanzó MIND, su propia marca de productos para la piel. Con tan solo 28 años la ex Miss Universo ha demostrado que es mucho más que una cara bonita.
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