Cuando se habla de polarización necesariamente tenemos que mirar a la doctrina marxista, cuyo fundamento principal es el de la lucha de clases o ajuste de cuentas, lo que se constituye en una vindicta con toda la carga de odio. Sin embargo, en los últimos años hemos observado en Colombia a personas significativas de la vida nacional que se rasgan las vestiduras mencionando la polarización que vivimos; lo que no es cierto, debido a que la confrontación extrema dentro de la sociedad la ha impulsado desde hace más 6 décadas el comunismo totalitario, haciendo su trabajo político-ideológico en la educación, la justicia, la religión, la cultura, el sindicalismo, los medios de comunicación y en otros estamentos para materializar su proyecto de dictadura sempiterna.
Lo que ha sucedido últimamente es que algunos sectores democráticos tímidamente le han salido al debate ideológico enfrentando a los seguidores de la estafa comunista, lo que se constituye en una anatema en Colombia, dado que con la ventaja de adoctrinamiento de 60 años que le llevan las fuerzas totalitarias a los demócratas, al marxismo-leninismo prácticamente lo han convertido en algo “intocable”, surgiendo el sambenito de la polarización, simplemente porque después de tanto tiempo en el país ya hay personas que contradicen los dogmas marxistas.
A lo que se agrega que facciones de la vieja oligarquía colombiana que han parasitado con el manejo del Estado estén asustadas con la monserga comunista del materialismo histórico y la inevitabilidad, considerando así que hay que congraciarse con los diferentes movimientos marxistas que utilizan variadas etiquetas para atraer incautos, porque el futuro supuestamente es socialista; de suerte que es mejor hacerle caso a las supersticiones marxistas para que la dictadura comunista que se instalará en Colombia sea un poco benévola con esa vieja oligarquía, que también se da golpes de de pecho por la polarización.
Es que una cosa es polarizar y otra muy distinta la lucha ideológica, a la cual la democracia no puede renunciar, con un enemigo que busca aplastarla, dado que de ninguna manera se puede desistir del debate en contra de una organización como el marxismo, que tiene dentro de sus premisas el desprecio por la vida (demostrado por más de 150 años en su escabrosa existencia). Además, por experiencia sabemos que los miembros de la mamertada se paralizan o son agresivos cuando se les plantea el debate acerca de la maldición que representa el comunismo para toda la humanidad.
Así pues, nos hemos preguntado, ¿qué es eso de que en Colombia no se puede pensar diferente (en vista de que esa afirmación es bastante lactosa)? Igualmente, sería bueno saber, ¿sobre qué no se puede pensar diferente? En razón de que si eso fuera cierto se estaría negando la libertad de pensar, lo que sería absurdo, pues el pensamiento es incontrolable, y lo que se tendría que decir es que al exteriorizar los pensamientos dentro de la sociedad aparece la confrontación en el plano político, que dialécticamente podría ser provechosa si no fuera por la irracionalidad comunista.
Al exteriorizar el pensamiento es donde aparecen las asimetrías, por lo que en primer lugar se debe tener en cuenta el aspecto intelectual en la batalla ideológica, pero desafortunadamente al no conocerse con precisión la concepción del rival sobre el mundo, la sociedad y el Estado, cosa que le sucede principalmente a los demócratas con respecto al totalitarismo comunista, ello se constituye en una ventaja ideológica de las fuerzas marxistas.
Y con base a esa circunstancia es que se han tomado los estamentos anteriormente mencionados, principalmente por la decidía de los amantes de la libertad, por lo que ante esa falencia hay que interponer un gran esfuerzo de concientización a la ciudadanía de aquí al año 2022, para evitar que Colombia vaya a una catástrofe peor que la de Venezuela si en las próximas elecciones triunfa una coalición de la llamada izquierda (que indiscutiblemente responderá al programa inhumano del comunismo).
La polarización es patrimonio exclusivo del marxismo, primordialmente porque de acuerdo a las enseñanzas de Antonio Gramsci (1891-1937), quien por ser admirador de Nicolás de Maquiavelo caracteriza al comunismo como el príncipe que para conseguir el poder o mantenerse en él, asume unos comportamientos perversos dentro de los cuales está impulsar las dicotomías y los reduccionismos para que la ciudadanía tome partido, aplicando la frase de Maquiavelo que plantea que en una confrontación no se puede ser neutral, porque se es avasallado por el vencedor con la complacencia del vencido; demostrándose inequívocamente que la polarización es parte de la estrategia comunista.
Así que decir que no se puede pensar diferente es una entelequia que confunde a la opinión, en vista de que al marxismo con sus diferentes denominaciones (al ser el principal enemigo de la democracia) no se le ha dado la batalla ideológica como corresponde; en atención a lo cual la tan mentada polarización es un monólogo de la llamada izquierda en contra de la tradición republicana de Colombia, puesto que el comunismo totalitario en su avaricia y ansiedad política intenta mediante todos los medios llevar al pueblo colombiana a un absoluto envilecimiento.