Con ocasión del centenario del genocidio del pueblo armenio, calificativo que el gobierno de Turquía rechaza, dijo el papa Francisco: “Recordarles es necesario e incluso obligatorio, porque ahí donde no persiste la memoria significa que el mal mantiene aún la herida abierta. Esconder o negar el mal equivale a dejar que una herida continúe sangrando sin ser atendida”.
En Colombia, a partir de 1946, se adelantó una persecución premeditada, sistemática y generalizada, características que definen un genocidio que sumó miles de millares de muertos y desplazados, tal como está ampliamente documentado tanto en el archivo Gaitán, hoy en custodia y propiedad de la familia de Jorge Eliécer Gaitán, líder máximo de aquellas víctimas, como en el periódico Jornada, vocero del Movimiento Gaitanista.
Cuenta dicho archivo con más de 150.000 folios originales, de los cuales un poco más de 50.000 ilustran este genocidio cometido contra el Movimiento Gaitanista, que se extendió igualmente al Partido Comunista Colombiano, que posee igualmente en sus archivos la documentación original que ilustra la victimización de sus militantes.
Esta persecución dio origen a la rebelión popular en defensa de su vida y de sus bienes, como punto de partida para la conformación de las guerrillas que hasta hoy perduran en el país.
Al genocidio le siguió el memoricidio y el negacionismo, que perduran hasta hoy, dejando nuevas víctimas, oficialmente reconocidas, entre quienes han querido recordar a esos colombianos que cayeron, como héroes que son, en el propósito de hacer de Colombia una patria para todos, con equidad y justicia.
El archivo Gaitán y el periódico Jornada han sido objeto de persecución para borrar las pruebas de aquel genocidio. A los sucesivos comités de investigadores académicos, a quienes sucesivos gobiernos les han encomendado escribir la historia de esos años, se les ha impuesto, como condición inquebrantable, silenciar los nombres de los responsables, con lo cual se han visto conminados a distorsionar los hechos.
En los últimos años, un decreto-ley ordenó la abolición de todas las leyes que honraban la memoria del líder de ese movimiento popular perseguido y masacrado, Jorge Eliécer Gaitán, igualmente víctima el 9 de abril de 1948 del complot llamado Operación Pantomima, punto de quiebre de la historia colombiana que condujo al país al conflicto que aún hoy nos agobia.
Enviaremos a la Conferencia Episcopal pruebas de lo que estamos diciendo.
Creemos que la respetada palabra del sumo pontífice puede sanar esta herida al pedir públicamente, en su viaje a Suramérica, que no se siga negando y tratando de ocultar el genocidio al Movimiento Gaitanista y al Partido Comunista Colombiano por ser hechos originarios del conflicto que padece Colombia, tal como lo han reconocido los comandantes históricos de las guerrillas de hoy: Manuel Marulanda Vélez, de las Farc, y Manuel Pérez, del ELN, cuyas afirmaciones han tenido reciente eco en voz de las nuevas generaciones de combatientes, quienes han reiterado que el intento del establecimiento por impedir el ascenso del pueblo al poder y la subsecuente alternabilidad en la conducción del país, está al origen del conflicto, por lo que si hoy en día se pretende alcanzar la paz es indispensable que se reconozca la culpabilidad del Estado Colombiano en la comisión de este genocidio, ampliamente documentado y comprobado, haciéndose necesario cesar en la persecución a los herederos de esa lucha política popular, para lo cual se requiere restablecer los honores a esos héroes y a su máximo líder, Jorge Eliécer Gaitán, ya que las negociaciones han hecho de los gaitanistas hoy víctimas directas y colaterales de las acciones memoricidas y negacionistas que deben cesar como requerimiento indispensable para retomar el camino de la equidad, la pluralidad, la integración y la justicia.
Se han agotado todas las vías posibles para que se reconozca este memoricidio y que cese el negacionismo y el memoricidio, así como la hostilidad y persecución sistemática a quienes luchan hoy en día porque se sepa la verdad y se rescate la memoria histórica hasta ahora avasallada. Solamente una campaña pública masiva puede conseguir la recuperación de la verdad mediante un llamado al papa Francisco, cuya voz autorizada tendrá un efecto directo y abierto sobre la memoria histórica y el reconocimiento a los héroes que cayeron en una batalla que no ha terminado.
SÚMATE A ESTA PETICIÓN URGENTE FIRMANDO EN: https://secure.avaaz.org/es/petition/Su_Santidad_Papa_Francisco_Para_la_paz_de_Colombia_hay_que_reconocer_el_Genocidio_del_Gaitanismo/?nVzwxjb
Solicitan su firma: Gloria Gaitan Jaramillo, hija de líder asesinado, Jorge Ariza, Alex Bernal, Omaira Torres, Teresa Cardenas, Alejandro Reyes, Fernando Dueñas, Angie, Luis Borda Silva, Gustavo Camelo, Fabian Loaiza y todo el grupo de estudios del Movimiento Gaitanista por una Colombia mejor en el posconflicto.