En 1951, con un país deshecho, quebrado por una guerra bipartidista, el gobierno de Laureano Gómez decidió respaldar una iniciativa loca que podría unir por un momento a las regiones. La Vuelta a Colombia despertó un fervor inusitado e instauró a los dos primeros ídolos que tuvo el deporte colombiano, Efraín “El Zipa” Forero y Ramón Hoyos. Desde su creación la ambición de la dirigencia colombiana era llevar a los escarabajos a competir el Tour de Francia.
Con las escarpadas e interminables montañas nuestras, la altitud superior a los 3.000 metros que tenían puertos como el de Minas o Letras, había alguna esperanza de que los nuestros se destacaran en Europa. En 1953 José Beyaert, campeón olímpico y primer campeón de la vuelta a Colombia europeo, inscribió a los colombianos para correr en el Tour de Francia. No les alcanzó los pergaminos para ser inscritos en la competencia ciclista más importante del mundo, así que tuvieron que conformarse con participar en la versión amateur, La Route de France.
El equipo era de lujo. Antioquia llevaba a su hijo, el gran Ramón Hoyos, Cundinamarca al Zipa Forero, el Valle a Oscar Oyola, el técnico era Beyaert. La estrategia era aguantar las primeras cuatro etapas que eran completamente planas. Los nuestros no conocían planicies como las de Francia, ni sabían como comportarse en un lote y desconocían además los cortes que producían en un lote numeroso los vientos. Así que el primer día todo el equipo llegó fuera del limite de tiempo. Beyaert habló con los organizadores y les dejaron tomar la segunda etapa. Al final de la misma sólo pudieron llegar en el tiempo permitido Ramón Hoyos y Efraín Forero. A la tercera etapa llegaron tan molidos que no pudieron llegar a la cuarta. No tuvieron fuerzas ni siquiera para llegar a las etapas de montaña en donde, seguramente habrían sido borrados.
Regresar a Colombia fue terrible para ellos. No tenían plata y, para conseguir lo justo para montarse en un barco tuvieron que buscar cupos en carreras de un día e intentar agarrar experiencia. Ramón Hoyos alcanzó a hacer amistado con el mítico Fausto Coppi quien reconocía su capacidad para subir. Se devolvió un año después.
Colombia tuvo que esperar 30 años para que un equipo volveria a correr en Europa. Alfonso Flórez le ganó, a punta de escapadas, a Serguei Soukurochenko, campeón olímpico y multicampeón del Tour de l’Avenir. Esa competencia fue la primera. Nadie podría esperar que la Gran Aventura, como se conoció la llegada del equipo Pilas Varta en 1983 se convirtiera en la Conquista Europea. Porque Colombia ya lo ha ganado absolutamente todo.