Búsqueda de la identidad, asimilación con la óptica de una realidad abstraída de la subjetividad, basada en acontecimientos relacionados con la cotidianidad de los hechos; la gran mayoría de individuos, por razones externa o internas han llegado a incorporar en sus comportamientos, características provenientes de aspectos fundamentados en ideas superficiales de sucesos históricos. El tratar de subsanar la necesidad adaptativa de las personas en su alrededor, trajo consigo la creación de personajes sobre-recopilado por la cantidad de simbolizaciones incorporadas a ellos por sus engendradores intelectuales; éstas caracterizaciones, presentes en varios medios de difusión literal –novela, poesía, comic, entre otros más-, han desatado el auge de consumo del instrumento artístico, provocado por la demanda afectiva que padecen los individuos, debido a la negligente estandarización de una fisiología adecuada en la sociedad actual.
Antes de exponer a los personajes –sujetos pertenecientes a infinitas tramas intelectuales con retoques artísticos, expuestos como interpretaciones de fines socio-culturales-, es de obligación comprender los aspectos en donde han emergido ésas simbolizaciones banales, extraídas del diario vivir de los individuos pertenecientes a la humanidad. Por consiguiente, la cotidianidad es el escenario perfecto para la obtención de vivencias útiles en la creación de personajes abstractos, pertenecientes a grandes pasajes literarios del árbol genealógico de las letras; el primer espacio en donde se acude al momento de apetecer una proyección visual de un idea, es al «lugar literario», en él se recopilan los sucesos padecidos por el sujeto a través del tiempo de interacción con el exterior; acontecimientos procesados como: «tipo» -conceptualizaciones a partir de una situación determinada-, que tiene como objetivo guiar la interpretaciones de lo visualizado por las personas en el trascurso del dialogo cognitivo con lo desconocido.
Los personajes de pasajes literarios y la cotidianidad, posee similitudes evidentes; en primera instancia, la estructuración de un ser sincronizado con la necesidades del público, hace que el autor acudiera a sus vivencias para exponer al lector la caracterización de una recopilación simbólica, basada en la intervención de experiencias. Por otro lado, la cotidianidad está fundamentada en acontecimientos procesados por el «lugar literario» para dar conceptualizaciones basadas en la subjetividad del individuo, dando a conocer así, percepciones particulares de lo real al mundo externo; muchos de éstos puntos de vista, son derivados del procesos de adaptación a lo ignorado por las personas en instantes de regocijo emocional, usando la racionalidad para disgregar el aspecto instrumental de los caracteres expresivos que componen los actuales instrumentos de información.
Con lo dicho en los párrafos anteriores, vale resaltar la importancia de la ficción instaurada a través de personajes abstraídos de la realidad, haciendo uso los autores de ellos, para exponer el trasfondo dejado en la mayoría de ocasiones por las problemáticas que acontecieron en varios momentos de la historia. Más importante que explanar seres surrealistas de historias fantasiosas, es la adaptación de aquellos en el pensamiento del público; siendo trascendentes en la interpretación adecuada por parte de los espectadores hacia la composición estructural del instrumento informativo; debido a que éstos, influyen de forma considerable en el comportamiento de las personas dedicadas al consumo de un elemento determinado o, por el contario, a la apropiación sin restricción del “arte anti-informativo” –ejemplo de ello, las redes sociales-, visto como pilar esencial en el desarrollo pedagógico de una sociedad sometida a la polución comunicativa de elementos sin fundamentos culturales.
Ahora bien, la apropiación de los personajes por parte del público para quien va dirigido, puede variar dependiendo del nivel social, intelectual o cultural al que proceda el individuo; muchas veces el resultado esperado por el autor, no es el concedido por la conciencia del receptor, éste puede personificar de forma errónea el concepto dado por el esquema que compone el elemento central del pasaje literario propuesto por quien concede. Las consecuencias de la poca veracidad en la interpretación del personaje, trae consigo el aislar el instrumento de la zona de confort con respeto al ámbito artístico; dejándolo en un devenir de discusiones banales, propias de pensamiento prediseñados para la desapropiación del sentido crítico, instaurada por los elementos –programas matutinos- a la merced del consumo indiscriminado de la sociedad.
Sin imponer distinciones sociales, el mayor problema de los personajes con respecto a la interpretación hecha por el público, es la obtención del producto informativo hacia individuos no idóneos para apreciar de forma correcta las caracterizaciones -explicitas o implícitas-, prevalecientes en el imaginativo; cómo pretenden adquirir experiencia apreciativas con connotaciones veraces, cuando no poseen los conocimiento necesario para tildar de buena o mala una expresión artística; seres con fascinación hacia los programas de concurso, amantes a la música que idolatran la bajezas humanas o a las revista que exponen la realidad insipiente de unos pocos. Estás y otras razones, son las causas del desabastecimiento cultural en los ambientes de inclusión social.
Conceptos abstraídos del texto “Apocalípticos e integrados” de Humberto Eco.
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