La percepción del tiempo en Popayán...

La percepción del tiempo en Popayán...

En la Ciudad Blanca, este no está deslindado de su historia, se lleva con ella. Además, tiene su propio ámbito cultural, turístico, universitario e intelectual

Por: Mateo Malahora
mayo 02, 2019
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La percepción del tiempo en Popayán...
Foto: Carlos Felipe López Cerón - CC BY 4.0

Las palabras no son inocentes, tienen una carga de símbolos, como la palabra tiempo, concepto que históricamente ensambla diferentes significados y configura múltiples interpretaciones.

Tan pronto nos colonizan, nos habitan y gobiernan no es fácil escaparnos de la forma como a través de ellas miramos el mundo.

Si la línea es una insistencia obstinada de puntos, el tiempo una continuación de momentos iluminados por relámpagos.

Borges solía decir: “El tiempo es la sustancia del que estoy hecho”, que conjuga la historia y la medida del espacio.

Tiempo que subjetivamente se detiene, tiempo que avanza, tiempo que es devenir, tiempo vertiginoso, acelerado, tiempo que se conjuga de diversas maneras, tiempo rectilíneo o de múltiples aristas, tiempo que se prolonga o se suspende según el estado emocional de los pueblos y los seres humanos.

El término es polifacético, es sustantivado y sometido a procesos de cualificación, dominado por el lenguaje, la gramática y los giros lingüísticos.

El tiempo es diferente al existir y al ser; no admite la configuración del “somos todos”; hay tiempos de emancipación, tiempos de rescate y tiempos legitimadores del equilibrio ordenador.

Los seres humanos coincidimos en el uso de diferentes temporalidades, de conformidad con la influencia de la naturaleza, del Estado y las convulsiones sociales.

El tiempo en Nietzsche es pasional; en Darwin, evolución milenaria; en Freud, privilegia los sentidos, en las religiones es eterno y en Marx, su nomenclatura, pasa por la lucha de clases.

Ofrece múltiples interpretaciones, como las que se presentaron en la tertulia recientemente realizada en el Museo Negret, convocada por el escultor Darío Noguera, que tuvo como fondo su obra pictórica, para hablar de “la administración del tiempo histórico en Popayán”, que difiere, sustancialmente, del tiempo en las metrópolis del mundo, desarrolladas industrial, financiera y tecnológicamente, y, el tiempo, donde la imaginación de El Quijote aún vive escrutando el pasado para mejorar el presente.

No se trata de sentir nostalgia por el pasado o los paraísos perdidos, se trata de asumirlo sin el dopaje de la instantaneidad virtual no controlada en que estamos sumergidos.

Coincidieron los asistentes, con sus anécdotas, que el tiempo en la Ciudad Blanca no está deslindado de su historia, se lleva con ella, tiene su propio ámbito cultural, turístico, universitario e intelectual y espacios para profundizar el desarrollo tecno científico y social.

No hacer parte de la mundialización hegemónica constituye una ventaja posmoderna. Aquí no se construyen máquinas para abrir el futuro, pero en cambio existen escenarios para desplegar una racionalidad multipolar, susceptible de convivir con todas las ideologías, que permitan vaticinar y superar los signos de la crisis que se observan en el país y el mundo.

Apostarle a una nueva sensibilidad, que privilegie la eclosión estética de nuevas miradas y supere la lógica urbana del capitalismo clásico, nos conduciría a fortalecer la discrecionalidad en el desarrollo histórico de nuestra capital.

La iniciativa del conversatorio, abierto a todas las sensibilidades políticas, sociales y económicas, tiene el propósito de estudiar opciones que reconcilien a nuestro medio en la gran metáfora de la cultura posmoderna, sin renunciar a las enormes conquistas de la modernidad, que hicieron posible, en la comarca caucana, el tránsito hacia la emancipación nacional.

Construir una experiencia de sentirnos juntos, de fomentar la sociabilidad empática, con un modo de relacionamiento propio de nuestra tradición histórica, utilizando el aura estética del pasado y los tejidos sociales contemporáneos, sería un campo de nuevas experiencias que nos conduzcan a fortalecer el componente cultural del cómo se maneja el tiempo en la ciudad, diferente al de la geografía nacional.

Salam aleikum.

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