Todo empezó el martes. Ese día Paul Manafort, su exdirector de campaña, fue encontrado culpable de cometer 8 delitos fiscales y su exabogado, Michael Cohen, se declaró culpable de otros fraudes fiscales y de haber financiado ilegalmente la campaña presidencial de Trump en 2016. ¿Y entonces? La gente empezó a desarrollar teorías sobre la posibilidad de que el presidente sea destituido y él se empezó a poner medio nervioso.
¿Nervioso? Sí, desde entonces ha criticado muchísimo a Cohen por cooperar con las autoridades a cambio de una sentencia más baja. O sea, Trump debe estar preocupado, pues aunque Cohen no ha dicho nada que lo ponga en riesgo, en cualquier momento podría buscar algún tipo de acuerdo con Robert Mueller, el fiscal que está investigando la relación entre la campaña de Trump de 2016 y Rusia. Y ¿cómo va ese caso? Hasta ahora 5 exasociados del presidente han sido culpados o se han declarado culpables de varios crímenes como parte de la “Trama rusa” pero ninguno ha dado evidencia suficiente como para afectarlo directamente.
¿Y entonces? Ayer, el presidente siguió sus ataques contra Cohen en una entrevista en Fox News en la que dijo que “cambiar de lado” debería ser ilegal. ¿Algo más? Sí, dijo que no sabe cómo pueden acusarlo si “ha hecho un gran trabajo” y que si lo destituyen los mercados van a colapsar y todo el mundo sería muy pobre. Ah ok.