Mañana recibiremos un golpe fuerte. Contra todos los pronósticos, los pseudoambientalistas han logrado cerrar mi autopista favorita, en el centro histórico de Medellín, para abrirla únicamente a los seres humanos no motorizados. ¿Qué se creen?
Nunca creí que lo fueran a lograr. Con los amigos del gremio de empresarios, con los compañeros de la sociedad de ingenieros nos relajamos mucho, y ya nos cogió la noche. Quizá perdimos mucho tiempo luchando contra la ciclorruta que nos van a meter por Palacé (otra pelea que ya doy por perdida), y dejamos el flanco de La Playa desprotegido. ¡Fracaso absoluto para cerrar este 2014 repleto de tragedias antimodernidad!
Para los que no son de Medellín, la historia es la siguiente: hace mucho tiempo, había una quebrada famosa que corría por el centro histórico de la ciudad, llamada Santa Elena. La gente la visitaba para hacer sus sancochos, paseos de olla, refrescarse en el agua, y tomar el sol. Por esta razón, hasta el día de hoy, esa zona se conoce como “La Playa”.
Sin embargo —¡y como es obvio!— esa quebrada estorbaba mucho para que los carros fluyeran, no permitía “solucionar” la movilidad. Entonces, demostrando toda la pujanza propia de esos paisas maravillosos, lograron cubrirla de cemento, y convertirla en una fantástica avenida; llamada La Playa.
Hoy, esa avenida no da abasto. El trancón es insoportable de día y de noche. Por lo tanto, nuestra propuesta siempre ha sido construir allí una autopista triple de concreto reforzado al estilo Space, con un segundo nivel para las motos, y un tercer nivel para los buses. Obviamente también proponemos prohibir los peatones y ciclistas en los tres niveles, para que no generen congestión innecesaria con su lentitud de desplazamiento. Pero no, nuestra propuesta no solo no ha prosperado, sino que a partir de mañana, nos cerrarán esta avenida a los motorizados, y la transformarán en una suerte de “parque ejemplar para la interacción urbana”.
Les presento, lo que para mi gusto, será la peor playa de Colombia. Según sus organizadores, tendrá una variada programación que incluye:
— Días de Playa: arena, sombrillas y sillas para tomar el sol acompañarán al color del mar que se instalará como símbolo de una futura transformación en la zona.
— Lunes de Ciudad, ciclos de cine, recorridos guiados y tertulias para discutir el futuro de La Playa.
— Yoga en La Playa, danza, y puntos de lectura.
— Huertas urbanas permanentes, y talleres sobre agricultura urbana.
— Feria creativa con oferta de arte, artesanías, libros y productos de Navidad.
— Costurero enfocado hacia la población de adultos mayores.
— Además, ubicarán tres túneles en los que, a través de su recorrido, los visitantes se pondrán en contacto con La Playa de antaño, adquirirán consciencia de su estado actual y tendrán la posibilidad de aportar ideas para el cambio.
Aunque estoy seguro que Matilda me terminará convenciendo de que la acompañe a broncearse sus pecas en esa nueva playita, yo no le auguro gran éxito al proyecto. La razón es sencilla: realmente son pocas las personas que creen en la interacción humana como base de la calidad de vida en una sociedad. ¿Usted qué opina?