A pesar del relativo éxito en la lucha antitabaco, el mundo padece otra mortal dependencia. Sin duda, el planeta es víctima de una grave adicción al carbono, considerado por la ONU como un “hábito” humano más pernicioso que el tabaco o el alcohol. La dependencia de la energía basada en el carbono ha producido acumulación considerable de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Experimentamos una adicción al carbono que está diezmando los recursos naturales de las naciones y esta propiciando cambios potenciamente devastadores. La industrialización y mecanización del Siglo XX nos llevó a una dependencia del petróleo y sus derivados. Hoy son los automotores los mayores consumidores y por lo tanto los mayores responsables de la elevada concentración de CO2 en la atmósfera con el consecuente calentamiento del planeta. Por cada galón de combustible que quema el motor de un carro, se liberan una media de ¡9,5 Kg. de CO2!. Es decir, un solo auto promedio puede producir una tonelada mensual de CO2 (1.000 Kg). En una metrópoli como Bogotá, solo por cuenta del uso de los automotores públicos y privados se producirían más de dos millones de toneladas de CO2. Algo definitivamente dramático.
El 'Low Carbo City' de Medellín
Son por lo tanto tiempos para tomar decisiones y aportar con transformaciones en favor de la humanidad. Pensar globalmente y actuar localmente es cada vez más relevante en los retos planetarios ya que todos podemos aportar con pequeñas acciones, que sumadas provocan grandes transformaciones. El Foro Mundial de Ciudades Bajas en Carbono, es una muestra de ello; se llevará a cabo en Medellín entre el 10 y el 12 de octubre. En esta línea de acciones urgentes este encuentro planetario, liderado por ciudadanos, busca discutir una hoja de ruta multisectorial y multi-actor para enseñar y motivar de forma pragmática en la reducción de las emisiones de carbono, a través de la gestión de conocimiento, pruebas académicas, proyectos escalables y una red de actores dispuestos a trabajar en el tema. En esta primera versión los organizadores esperan reunir a más de 3.000 ciudadanos, gobernantes, académicos, empresarios y líderes urbanos del mundo.
'Low Carbo City' es una iniciativa de ciudadanos convencidos de que es posible mejorar el mundo en que vivimos. Motivados por la nueva Agenda de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de Paris, y la importancia de las ciudades para mitigar el cambio climático; los integrantes de La Ciudad Verde liderados por el doctor Carlos Cadena Gaitán crearon el Proyecto Ciudades Bajas en Carbono, con el cual buscan promover la movilización social para la construcción colectiva de urbes con menores emisiones de gases de efecto invernadero. Este proyecto incluye estrategias de sensibilización, comunicación, formación y la promoción de innovaciones urbanas (en diferentes sectores como energía, transporte, construcción, industria y residuos) para que generen herramientas de participación y apropiación para los ciudadanos y los sectores público y privado.
El certamen sin duda va a contribuir de forma decidida a fortalecer la iniciativa mundial de acción climática, llamada 350. Se refiere al número de partes por millón (ppm) límite de concentración de CO2 en la atmósfera para evitar un desastre global. Hoy estamos casi en 390 ppm de CO2 atmosférico y en este día se buscan acciones globales e individuales para aportar en la reducción de estas emisiones para llegar a la soñada cifra 350. Nada fácil pero totalmente posible. Para ello se trabaja en la gestión 20-20-20. Significa que debemos ahorrar un 20 por ciento de energía, ser 20 por ciento más eficaces y emplear un 20 por ciento de energías limpias (eólica, solar).
Precio de gasolina debe subir para subsidiar transporte
La dependencia del auto en nuestro medio también ha generado una gran adicción al carbono. Pareciera que viviéramos de la gasolina para todo, por ello no es conveniente que tengamos carburante barato para todo el mundo. Lo más racional es propender porque el transporte escolar sea subsidiado, las personas de 3ª edad tengan acceso gratuito al servicio público y el transporte utilitario (carga mercancías, etc) tenga combustibles más económicos.
Reducir arbitrariamente los precios de la gasolina favorece más a una minoría privilegiada con poder económico y son más adictos al carbono. Tener gasolina caprichosamente barata induciría más viajes en carros, llevaría a un caos de movilidad, se dispara la venta de autos y la accidentalidad, habrían muchas más muertes por enfermedades crónicas. Y obviamente se contamina más. El precio de los combustibles debe considerarse de manera que una reforma beneficie a la mayoría, o de lo contrario es algo así como hacer una movilización para que el estado regale la comida.