Una de las obsesiones de Jorge Forero era retratar la realidad de la guerra colombiana desde la cotidianidad de quienes hacen parte de ella y sin una mirada que juzgara. Y duró cinco años para lograrlo a través de Violencia, su primer largometraje que, en vez de contar una historia con un inicio, nudo y desenlace, se encarga de describir las emociones y sentimientos de tres personajes.
El director colombiano de 31 años revela, sin el uso de palabras, el dolor que siente un secuestrado colombiano al tener que soportar crudamente situaciones como el maltrato físico y la vida en la selva. Por otro lado describe la rutina de un joven bogotano al que la falta de oportunidades laborales lo transforma en un falso positivo. Finalmente muestra la rutina de un jefe paramilitar y sus dos obsesiones: la dulzura ante las mujeres y la crudeza en el campo.
Las tres historias manejan un lenguaje común: la violencia y cómo esta acaba destruyendo el alma, la conciencia y el cuerpo de sus personajes. Pero también son historias que invitan a la reflexión y a analizar una situación que ha afectado a Colombia por más de 50 años. Hablamos con Jorge Forero, precisamente, de este tema y cómo su producción le puede aportar a la etapa de transición que está viviendo el país:
¿Por qué un título como Violencia?
Se llama Violencia porque nosotros queríamos ser claros, no queríamos engañar al espectador y al mismo tiempo porque la película habla es de este tema. La producción tiene un pie más cercano a la poesía; es una película que no narra, que no cuenta un cuento, sino que se encarga de las emociones, de los sentimientos, de poder describir aquello que es indescriptible y que ha hecho parte de la realidad colombiana por más de 50 años.
¿Crees que la película sirve como una referencia para la etapa que está viviendo el país?
La película le puede aportar al proceso de paz, pero individual de cada ciudadano. Creo que cuando estamos hablando de reconciliación, de paz, de perdón, de verdad, de justicia, ver una película, poder acercarse a lo que está pasando en la guerra, con una mirada que no juzga, una mirada que no selecciona el mundo entre buenos y malos, que no parte desde el odio ni desde el rencor, sino que parte realmente desde la humanidad, nos puede ayudar a cada uno realmente con lo que será el posconflicto y de verdad cómo vamos a reintegrar a todas estas personas en la sociedad civil.
¿Crees que el país está en una etapa de transformación?
Todo cambio es positivo en la vida y el hecho de salir de la violencia que Colombia lleva por más de 50 años es un paso hacia adelante. Empezar a abordar los problemas desde otro lugar, con otra mirada, hace que estos sean diferentes. Cualquier paso hacia adelante siempre va a ser positivo.