Nuestras sociedades se enfrentan hoy a crisis profundas que muchas veces parecieran querer llevarnos a un sálvese quien pueda. Pero en medio de esta coyuntura hay faros positivos, personas que trabajan dándolo todo justamente para remediar la destrucción. Contraponen amor a la indiferencia, y generosidad a la codicia.
Esto lo pudimos comprobar en una reciente visita a las reservas de Nirvana y Clavelinas en la zona de Zapatoca. Son reservas desde que el ingeniero químico bumangués Juan Fernando Martínez decidió comprar estos predios y dedicar sus fuerzas a conservar sus ecosistemas y restaurar la tierra, que estaba degradada esencialmente por su uso para ganadería intensiva y monocultivos agrícolas con uso de agrotóxicos.
Se unió así Martínez a la ya existente, desde el 2001, “Red de Reservas Naturales de Zapatoca” (Renaz), una iniciativa colectiva que se adscribe a las Reservas Naturales de la Sociedad Civil (RNSC). En el momento son diez reservas en Zapatoca, cuyos miembros, propietarios y familiares, se encuentran periódicamente para trabajar juntos su devenir, pero además están en red con diversas entidades, particularmente la Universidad Nacional sede Antioquia y la Universidad Industrial de Santander. Son parte (el 21%) del total del área de conservación del municipio, sumándose a las de orden nacional, municipal e institucional. Están muy próximas, y algunas incluso tocando, al Parque Nacional Serranía de Los Yariguíes.
Los objetivos generales de la Renaz son los de desarrollar modelos viables en donde la conservación, la restauración ecológica y agroecológica, la producción sostenible y la investigación científica tengan cabida. Un objetivo tácito de la red es el de ampliar las áreas de conservación invitando a más particulares a participar. Sería importante promover corredores naturales entre las diversas reservas, que permitan un flujo de la flora y fauna, particularmente especies que necesiten grandes extensiones, como por ejemplo los osos andinos y los pumas.
En estas reservas en concreto se están gestando múltiples proyectos que solo el tiempo madurará, mostrando la dirección más conveniente. Una palabra clave es regeneración: de los bosques y también de la zona dedicada a cultivos. Éstos no son solo ecológicos sino biodinámicos, basados en las enseñanzas de Rudolf Steiner. Juan Fernando es un experimentador que busca la forma de ajustar las complejas enseñanzas de este visionario alemán a nuestro tropical entorno. Están creciendo ya numerosas hortalizas en los predios de la reserva, alimentadas por los abonos orgánicos --compost y abonos líquidos--, elaborados allí mismo según minuciosos preceptos de la biodinámica. Alimentan lo que crece en la tierra, pero además alimentan la tierra en sí, un tema primordial para el proceso de regeneración.
Las hortalizas son para consumo de las personas que viven y visitan esta reserva, y el remanente se reparte entre conocidos en Zapatoca y algunas veces llega a Bucaramanga. A la pregunta de si esto da para vivir, la respuesta es negativa, por ahora se está apenas abriendo trecho. Los aportes financieros que entran en el proyecto se dan a través de diversas ONG y universidades, y también otras entidades como la Federación Nacional de Cafeteros. El proyecto sirve como área experimental para hacer estudios sobre conservación y restauración ecológica de suelos exhaustos y degradados. Se trata de un tema primordial en nuestros tiempos, si tenemos en cuenta que el 33% de la superficie terrestre mundial ya está degradada[1].
La regeneración allí es palpable. De una parte se trata de la conservación de bosques andinos y altoandinos depredados por la frontera agrícola y ganadera. Algunas zonas se destinan a una "restauración natural asistida": en las reservas se reproducen árboles autóctonos y plantas nativas que después se siembran.
Por otro lado, y esto se puede apreciar paso a paso, vemos las labores de bioingeniería con métodos como el uso de 'trinchos' y 'disipadores' para la estabilización de terrenos erosionados. Terrenos en los que ya no crecería nada, recuperan su fertilidad y vida en un lento proceso en que con éstas ayudas mecánicas para retener el agua, y material vegetal aplicado que mantiene cubierta y protegida la tierra, se permite que plantas pioneras empiecen a crecer. Así se va preparando el terreno para otras plantas más exigentes y más adelante para el uso sostenible de la tierra, o simplemente para que pulule la vida en ella, incluyendo los importantes acuíferos también así protegidos por la vegetación. Hay que recalcar el necesario saber científico detrás de este proceso regenerativo, pues es con ayuda de plantas claves, y en general con escogido material de procedencia animal y vegetal, que se induce y mantiene el proceso de regeneración.
Vemos que el trabajo que hacen estos cuidadores, si, es idealista, pero más allá de esto es de un contundente 'manos a la obra' para los problemas gigantescos que aquejan nuestras sociedades. Se trata de pioneros en ámbitos que a la larga pueden suponer una diferencia para la posibilidad de una futura supervivencia de la humanidad. Un grano de arena muy valioso que se suma a muchas iniciativas 'glocales' henchidas de generosidad y amor a la tierra.
[1] https://www.unibarcelona.com/int/actualidad/noticias/estado-actual-del-recurso-suelo