En una tierra como la antioqueña donde lavar los trapos sucios en casa es casi un mandamiento que se cumple sin chistar, un día, una familia, decidió ventilar sus diferencias de manera pública. La razón: una disputa por una herencia cuyo valor asciende a cerca de $30 000 millones.
La historia se remonta a la década pasada, cuando el matrimonio conformado por Alicia Benjumea y Miguel Ángel Builes decidió entregar la mayoría de sus bienes a sus cuatro hijos, Raúl, John, Ómar (fallecido) y Luz Piedad Builes quien es la menor de los hermanos.
Desde el año 2000, Alicia Benjumea empezó a repartirles los bienes a sus hijos y familiares. El primer y más significativo inmueble, al que ella llamaba “la joya de la corona", fue un edificio y aunque inicialmente se había decidido que la propiedad sería para una sociedad en donde estuvieran incluidos todos los hijos, Alicia solo se lo dejó a Raúl Alberto Builes Benjumea, quien es un experimentado comerciante. El inmueble, no es cualquier cosa: el edificio Aliss ubicado en el Centro de la ciudad una de las zonas más comerciales de Medellín, está avaluado en cerca de $15.000 millones de pesos y produce más de $40 millones mensuales.
El proceso continuó con John Builes Benjumea. El segundo de los hijos recibió una finca denominada “La Magdalena” en el departamento de Córdoba con más de 1000 cabezas de ganado. Aparte de la finca, sus padres le entregaron un local en el Centro Comercial Monterrey por $600 millones, dos locales más en el Centro de Medellín por $400 millones y tres buses por un valor cercano a $700 millones de pesos.
Sin embargo en el año 2007, falleció la matrona de la familia, Alicia Benjumea lo que deja a medias el proceso de repartición de bienes. Por fuera de la herencia, aún quedaban los hijos de Ómar, así como Luz Piedad, la menor de los hermanos.
Entre las propiedades que faltaban por entregar estaban dos fincas, una en el municipio antioqueño de San Pedro de los Milagros y otra en Montería. Mientras estuvo vivo, Miguel Ángel Builes decidió continuar con el proceso de repartición tal y como lo habían acordado en familia.
Para lograr el equilibrio con los familiares que no habían recibido en igual proporción cuando doña Alicia estaba viva, el abuelo sugirió que se compraran los derechos hereditarios a los hijos de Ómar y así entregar la finca de San Pedro de los Milagros a Luz Piedad y que la de Montería entrara en una sociedad conformada por sus dos hijos mayores y su nieto favorito: Pablo Bustamante, hijo de Luz Piedad.
Para sellar la voluntad del abuelo, sus dos hijos mayores y sus nietos, hijos de Ómar ya fallecido, mediante cesión y venta dejaron sus derechos hereditarios en manos de Pablo Bustamante, joven abogado y que representaba a su madre Luz Piedad, quien no había recibido ningún bien hasta el momento. Aquella voluntad de don Miguel Ángel se firmó de común acuerdo entre las partes mediante una escritura en la Notaría 17 de Medellín el 30 de agosto de 2007.
Pero no fue el único acto que el abuelo decidió ejecutar en 2007. En noviembre, tras un desacuerdo con sus dos hijos mayores a quienes les había prometido en venta la finca de Montería, resolvió cederle los derechos que le correspondían dentro de la liquidación de la sociedad conyugal con su esposa fallecida a su nieto Pablo Bustamante, como consta en la escritura 4.263 también firmada en la Notaría 17. La decisión la tomó tras conocer que sus hijos no habían cumplido con el pago establecido. Esa sería una de las últimas determinaciones de don Miguel Builes. El 15 de diciembre de 2007 falleció.
EMPIEZA LA PELEA
Pero como en muchas historias de herencias familiares la muerte de los padres es el primer grito para la guerra. Con Miguel y Alicia fuera de este mundo, sus hijos Raúl y John salieron del mismo bando al campo de batalla motivados por las últimas decisiones de su padre. El pleito no llegó solo a los estrados judiciales. En un hecho insólito contrario al recato paisa, decidieron llevar su disputa en las calles y han pagado la instalación de vallas en vías principales para ventilar públicamente su desacuerdo. En el centro de sus ataques está su sobrino Pablo Bustamante, hijo de Luz Piedad. Pero cuál es el motivo de su enojo si disfrutan de bienes heredados que suman cerca de $20 000 millones, representados en el edificio, finca y locales comerciales?
La respuesta a este interrogante puede hallarse en la disposición de Miguel Builes de dejarle la totalidad de los derechos de sucesión sobre la finca de Montería a Pablo Bustamante, su nieto.
Para tratar de desmontar lo acordado, Raúl y John argumentaron que estaban convencidos que la escritura que firmaron el 30 de agosto de 2007 para cederle derechos a su sobrino Pablo sobre las propiedades que restaban por repartir, era realmente para una compraventa de un apartamento. Sin embargo, lo que no han explicado es por qué ellos y otros tres familiares, todos adultos y avezadas personas de negocios, solo se dieron cuenta del “supuesto cambiazo” de la escritura cinco meses después de firmarla, justo después de muerto el patriarca de la familia. Ambos hermanos, aseguran que la modificación se hizo por medio del engaño a una protocolista que trabajaba en la notaría. Sin embargo ha generado dudas como la funcionaria con cerca de 20 años de servicio en la notaría para entonces, no advirtió en su momento del supuesto cambiazo a ninguno de los firmantes y menos al notario, especialmente en un documento tan delicado.
Pero no fue el único ataque de los hermanos Raúl y John contra su hermana menor y su hijo Pablo. Ambos aseguran que su padre estaba muy enfermo para firmar la escritura en la que le cedió la totalidad de sus derechos a Pablo sobre la finca de Montería, una versión que ha sido puesta en duda por el personal médico que atendía a Miguel Builes quien casi hasta el final de sus días tuvo una lucidez mental envidiable.
SUSPICACIAS EN LA JUSTICIA
La pelea también continúa en los tribunales. En el juzgado 23 penal de circuito de Medellín, donde se adelanta uno de los procesos, Pablo Bustamante recusó al juez luego de que “accidentalmente” se conociera un documento del juzgado y con manuscrito del juez, en el cual Bustamante figura como “ahora sentenciado”, pese a que aún el proceso no ha terminado y no se han agotado sus etapas procesales. Pero no ha sido este el único hecho que le ha agregado ingredientes al espinoso caso. Uno de los abogados de Pablo Bustamante, quería ser obligado por el mismo juez a escuchar 260 horas de audios, estudiar 15.000 folios y preparar 40 testigos en menos de dos días, lo que ha generado serias dudas sobre su imparcialidad en la administración de justicia que vaya a impartir dicho juez 23.
Los hermanos Raúl y John han desplegado un arsenal mediático que ha ido desde medios de comunicación hasta un blog y el uso de redes sociales para señalar a su hermana y a su sobrino de querer quedarse con la totalidad de la herencia que según ellos asciende a $10 000 millones. Sin embargo, algunas de las principales inquietudes que han surgido en este multimillonario pleito es por qué los hermanos Raúl y John aseguran que fueron despojados de la herencia, cuando ellos desde el año 2000 disfrutan de bienes traspasados por sus padres. Una de esas propiedades que recibió Raúl por parte de su madre, fue el edificio Aliss cuya entrega a través de una escritura simulada, fue demandada por Pablo Bustamante. Precisamente en junio de 2019, un juzgado falló a favor de Bustamante, dejó sin piso la escritura simulada y ordenó que el inmueble entre dentro del proceso de sucesión para beneficiar a toda la familia y no solo a una persona.
Este fallo es solo uno de los round que hacen parte de esta pelea que divide a una familia antioqueña y que como en casi todos los casos se origina tras la muerte de los que en vida construyeron una fortuna para que sus seres más queridos pudieran disfrutarla. Qué pensarían al respecto Don Miguel y Doña Alicia?