El toma y dame en la campaña por la Gobernación de La Guajira está para alquilar balcón en esta última semana. Extrañamente, la expectativa no tiene que ver con algún cabeza a cabeza en las preferencias de los votantes, pues las últimas encuestas —en un mar de sondeos falsos— darían por descontada una victoria del candidato por firmas Delay Magdaniel.
Lo que emociona la actual justa electoral es lo que representa la enconada lucha de Magdaniel con su más cercano contrincante, Nemesio Roys, el hombre que tiene un álbum de avales y es respaldado por la maquinaria política que ha mantenido el poder en el departamento casi que por las dos últimas décadas.
Es la segunda vez que Roys intenta presentarse a un cargo de elección popular. Hace cuatro años aspiró a la Alcaldía de Riohacha, avalado por La U, pero en la práctica respaldado por todo el movimiento Nueva Guajira que encabeza el representante a la Cámara Alfredo Deluque, también de La U, el hombre clave en la aplanadora santista en el legislativo y que, como lo afirmó un artículo de Semana, pasó al duquismo sin despeinarse.
Pero ni así le alcanzó a Roys —javeriano con MBA en Oxford— quien quedó en tercera posición y doblado en votos por el vencedor, Fabio Velásquez, que en su momento fue parte de un movimiento de estudiantes y profesores de la Universidad de La Guajira que le hizo frente a la política tradicional y venció contra todo pronóstico.
Hoy Roys está avalado por el Partido Conservador y cuenta con el coaval de —por supuesto— La U, además de Cambio Radical y Colombia Renaciente, es decir, el establecimiento político guajiro de los últimos años que ha sido cuestionado por la situación que desató la crisis humanitaria de los niños wayúu que aún siguen muriendo de enfermedades, hambre y sed en la parte alta del departamento.
Nemesio viene cuestionado por su paso como subdirector de Programas y proyectos, y luego director general del Departamento de Prosperidad Social, DPS, donde su sucesora Susana Correa lo señaló por dejar una “entidad politizada”. Además, la Contraloría General de la República lo auditó y determinó que entre 2017 y 2018 hubo irregularidades de carácter disciplinario en las obras de infraestructura (no tuvieron un control efectivo) y en los programas de asistencia oficial contra el hambre (que se quedaron sin ejecutar).
Magdaniel, ingeniero civil de la Universidad de la Costa y especializado en Estructuración de proyectos de la Universidad de La Guajira, cuenta con el apoyo de la comunidad universitaria y estaría ad portas de repetir el capítulo de hace cuatro años y dar un golpe de mano. Pero esos no son sus únicos apoyos. En los principales centro de votación, Riohacha y Maicao, sus aliados se dan como ganadores.
Las bases de Cambio Radical, pese al aval entregado a Roys, siguen siendo manejadas por el condenado exgobernador Juan Francisco "Kiko" Gómez apoyan a Delay, así como la fracción conservadora que hace cuatro años eligió al también condenado exgobernador Wilmer González, en cuya administración Magdaniel fue secretario de Obras Públicas y luego, durante el encargo de Tania Buitrago fue secretario de Planeación. Así que la disciplina de partido no sería más que una ilusión.
La campaña de Delay es austera, pero generosa en apoyos. En una demostración más de que la política es dinámica, ha recibido al Centro Democrático y al mismísimo expresidente y senador Álvaro Uribe. Y su contracara, los desmovilizados de las extintas Farc y los indígenas de la ASI. Así mismo, el que podría ser su principal elector, el exsenador Jorge Ballesteros, padre del recientemente condenado exgobernador José María "Chema" Ballesteros. Estas fuerzas juntas, detrás de Delay, serían las que escogerían el próximo gobernador de La Guajira
