El uribismo estaba tan ebrio de poder y tan acostumbrado a emplear la fuerza bruta y a amedrentar con ella que subestimó la información que le brindaban los mecanismos para medir el nivel de descontento social. No dimensionó el estallido social que le iba a explotar en la cara.
Si el gobierno del presidente Duque está reversando muchos de sus proyectos y propuestas, como está ocurriendo, es porque el paro nacional sí está funcionando. Y es que más reversa tenía un avión que el uribismo
El proyecto político más retardatario de la historia de Colombia nunca imaginó encontrarse con un paro histórico en su contra. El uribismo tenía la ceguera que produce el hecho de sentir que se posee control total, esto es, poder absoluto. Por eso, hay actuaciones suyas que son propias de regímenes totalitarios.
El autoritarismo uribista se traduce en la confrontación directa como en una guerra contra el enemigo que debe ser destruido moral y físicamente y en la actitud negativa ante el diálogo con el pueblo olvidado, que exige la atención de sus necesidades. El autoritarismo del uribismo ha demostrado hasta la saciedad que la pelea es su antiguo alimento. El uribismo es sordo y no sabe dialogar.
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