La novela de Laura Sarabia, que comenzó con el uso del polígrafo para saber si su exniñera se había robado un dinero, la sacó de la Jefatura de despacho de la Presidencia y la llevó al Departamento de Prosperidad Social (DPS), tiene un nuevo capítulo y el protagonista es un personaje que ha sido constante a lo largo de todo este escándalo: el exembajador en Venezuela, Armando Benedetti.
Armando Benedetti fue la conexión clave para que Laura Sarabia lograra entrar al círculo de poder del presidente Gustavo Petro. Esto debido a que antes de su nombramiento como Jefa de Despacho y de haber pieza importante durante la campaña presidencial, la hoy directora del DPS había sido Secretaria privada del Exembajador que entonces se desempeñaba como Senador de la República.
Con el pasar de los meses del Gobierno de Gustavo Petro, la relación entre ambos funcionarios se enfrió y ambos terminaron enfrentados ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Ante ese organismo internacional, Laura Sarabia denunció que durante su paso por la Casa de Nariño tuvo que aguantar acoso y maltratos por parte de Armando Benedetti y que, según ella, estos eran motivados por su condición de mujer, de joven y poderosa. Esto se lo dijo a nadie más ni nadie menos que a la abogada peruana Julissa Mantilla, una gran abanderada de la lucha por los derechos de las mujeres que se desempeñó como Presidenta de la CIDH durante 2022.
Actualmente, la funcionaria tiene abierto un proceso por el delito de abuso de poder, el cual, tras su nombramiento en el DPS, tendrá que pasar a una Fiscalía Delegada ante la Corte Suprema de Justicia. Por su parte, la Corte Suprema de Justicia le abrió recientemente a Armando Benedetti una investigación por presunta concusión o exigencia indebida de dineros.
Mientras tanto, al Exembajador se le ve feliz compartiendo su vida en redes sociales como cuando asistió al partido de la Selección Colombia frente a Venezuela en compañía de su expareja Adelina Guerrero.
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