La Paz: un contrato de prestación de servicios

La Paz: un contrato de prestación de servicios

"Es muy difícil pensar en una verdadera paz cuando no se reconocen los derechos de los trabajadores"

Por: Electo Plasma
mayo 18, 2016
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La Paz: un contrato de prestación de servicios
Crédito resumenlatinoamericano.org

¿Cómo pensar la Paz en una sociedad de prestación de servicios? Nos han dicho que la paz es un ejercicio diario, que hay que perdonar, que hay que abrazar al diferente y se nos olvida que la paz es otra cosa. Dónde están los ejercicios diarios de crítica y de oposición ante el otro, o es que se nos olvida que la paz no tiene nada que ver con ese aceptar la diferencia sin más, sin resistencia, como si en nuestro ADN  no estuviera aquella dosis de límite, de separación de lo que no consideramos bueno o necesario.

Hace unos días mi jefe me dijo: "si no le gusta busque otro trabajo". Sería todo un Ché Guevara si dijera que aquella respuesta atendía a mi reclamo por exceder las horas laborables de mi contrato por prestación de servicios, por los tramites mensuales para cobrar mi sueldo, por las malas condiciones en las que tengo que dar mis clases —se me olvida mencionar un hecho importante: soy profesor— pero no, su respuesta solo fue el producto de su rabia y la consciencia de saber que en este país si no te gusta lo que tienes, si no estás de acuerdo con alguien, si eres crítico, estás condenado a desaparecer, o, en mi caso, perder tu empleo —incluso perder el empleo  es una palabra que pasó de moda, ahora tan solo no te vuelven a llamar porque nunca tuviste un empleo.

¿Cómo enseñarles a mis estudiantes a ser críticos si ser crítico y hablar de la injusticia, de aquella injusticia de "si no te gusta vaya a buscar otro empleo" es estar condenado a perder tu única posibilidad de sustento? No. Lo que enseñamos ahora sin darnos cuenta —recuerde las conversaciones con sus amigos— es a ser inteligentes a tener amigos, a soreirle al jefe, a darle gracias a Dios, a aceptar todo porque por algo será. 

Las mismas condiciones que llevaron a las guerrillas a levantarse en armas son las mismas que hoy en día se hacen vigentes. Las prácticas del miedo, el no contar con contratos que permitan alzar la voz sin temor a pasar la vida enviando hojas de vida; las prácticas del miedo que le dan el poder a cualquier jefe de saber que detrás de un trabajador hay miles de personas buscando trabajo, porque sí, es cierto, nadie es indispensable en la vida pero eso no quiere decir que se deba rebajar, explotar y manipular al otro.

Señores de las Farc, cómo creer en una Paz en medio de contratos por prestación de servicios sabiendo que la mayoría de dirigentes consideran que los derechos de los trabajadores, de los ciudadanos, están mandados a recoger porque no convienen a las empresas, porque no dan resultados económicos. Si una empresa legisla, si los empresarios legislan, ninguno de ellos hablará de derechos y eso es lo que estamos viendo. Entonces, de qué paz nos hablan.

"No se acaba el conflicto", dice Timochenko, "se acaba la salida armada de resolver el conflicto" pero ¿No es violencia que miles y miles de jóvenes se vean en la calle porque a su jefe se le dio la regalada gana de echarlo? ¿No es violencia que por miedo a que te echen debas callarte y aceptar lo que mi Dios disponga? Responderán que no te matan que de dejan vivo (asustado, traumatizado, acomplejado, acobardado, sintiéndote culpable porque la culpa siempre es tuya) y que puedes luchar por una sociedad mejor, que los derechos están ahí para que los reclames.

Entonces hay que enseñarle a tus estudiantes que deben ser críticos, pero debes hacer una acotación. Ser crítico es decirle al otro lo que consideras que está mal pero en ciertas ocasiones, que no siempre se debe hablar, que cuidado porque hasta te pueden matar, que cultivar el miedo es bueno, que hay que ser inteligente, lamber pero sin humillarte, decirle a tu jefe que bonita está o agradecerle a tu jefe por el don que te concede al otorgarte un trabajo.

Y si esto pasa en lo laboral y en la educación, qué será de la Paz en un país de EPS.

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