¿Es posible que Colombia coja el camino de convertirse en un narcoestado, como resultado del proceso de buscar la paz total de Petro, con las bandas de delincuentes que hoy manejan el negocio del narcotráfico? Esta es una pregunta que tiene que tener una explicación. Para ello hay que voltearse a ver el panorama en México y el de Venezuela para tener mejor perspectiva de lo que ha venido sucediendo en nuestro país.
Leyendo las notas de una presentación reciente del analista político Pedro Medellín, se mencionó como un a izquierda, resolvió embarcar a Colombia por la misma ruta. ¿Pero cual es su verdadera intención?
La frase de López Obrador surgió cuando explicaba la estrategia de seguridad de su gobierno, que busca reducir la violencia y homicidios más que capturar a grandes capos. Se creó una Guardia Nacional y se le dio más poder a las FA dándole unas gabelas que no tenían.
Las reacciones no se hicieron esperar: “En el gobierno hay una lógica de tabla rasa, quiere dejar atrás el pasado y construir el país de cero, pero esto no se puede”, comentó Hope al diario Excélsior. Esta misma frase se puede calcar para nuestro caso colombiano.
El resultado no ha sido el esperado pero sí hay una realidad: la violencia sigue descontrolada y los inmensos recursos de estos grupos ilegales se han utilizado para capturar el 35% del territorio nacional a nivel local, según cálculos presentados por el expresidente Calderón.
Ahora veamos que ha sucedido en Venezuela. El ELN hace ya rato asentó sus bases de operaciones en ese país con la absoluta complicidad de Maduro y de los militares. Hoy este país no tiene un gobierno, sino una camarilla de mafiosos que tienen el poder.
Como resultado, Venezuela se ha convertido en un punto de salida de la cocaína para Europa, gracias al Cartel de Los Soles compuesto por altos mandos de las FA. Son los mismos que han permitido la explotación ilegal de oro y otros minerales, que hoy están controlados por bandas criminales como el mismo ELN.
No es una coincidencia que Petro haya propuesto su “paz total” siguiendo el mismo camino de AMLO en México, y ahora se reabran las fronteras con Venezuela. Tampoco lo es que el tema de la legalización lo haya tratado en la Asamblea de la ONU a la que asistió ya como presidente en septiembre.
Desde el 2016, cuando se firmó el acuerdo con las FARC, Colombia ha visto varios fenómenos tremendamente preocupantes y no desconectados entre sí. Sumados todos, se comienza a dibujar un escenario muy complejo para el país.
Primer fenómeno: el cultivo de la coca se disparó y Colombia se convirtió en el primer productor. De 45.000 ha. sembradas en 2014, hoy se calcula que ya superan más de 210.000 ha. Se suspendió el riego aéreo con Glifosato. Este incremento es el resultado de la ingenuidad de Santos y uno de los grandes fracasos del Acuerdo de Paz.
Pero el mayor pecado fue que el vacío dejado por las FARC en muchos territorios no fue cubierto rápidamente por la institucionalidad del Estado. El ELN, el Clan del Golfo, las disidencias de las FARC y otros grupos sí se movieron para llenar este vacío.
En los últimos ocho años, cuando los cultivos de coca se han multiplicado por cinco, los narcos han contratado técnicos agrónomos para aumentar su productividad. Esto se ha traducido en un aumento en la producción de toneladas de coca que sale al mercado internacional. Según el informe anual de las Naciones Unidas entregado en octubre de este año, el potencial de producción es de 1400 toneladas anuales que es una cifra récord.
Segundo fenómeno: la llegada masiva de los carteles mexicanos como Jalisco Nueva Generación y el Cartel de Sinaloa. Estas organizaciones remplazaron a los antiguos capos colombianos que distribuían la cocaína y hoy son los dueños y señores de su distribución en los Estados Unidos que sigue siendo el mayor mercado. Recordemos que estas bandas criminales son las que han azotado con violencia a su país, luego no es una coincidencia que esta sea utilizada también en Colombia, aprovechando la misma debilidad del Estado.
Tercer fenómeno: como resultado de los fenómenos anteriores, y hoy gracias a la disparada de la devaluación, los inmensos recursos generados por la cocaína y en manos de estas bandas criminales, son cada vez más importantes en la economía nacional. En 2021 la expectativa de utilidad de este negocio del 7.6% del PIB. Ahora con el incremento de los cultivos y más pesos por dólar, se calcula en 100 billones de pesos por año, cinco reformas tributarias!!!.
Y lo más impresionante es que de esto nadie habla, bueno salvo Petro de manera indirecta negociando posiblemente con la expectativa de aprovechar estos recursos para cimentar su visión de país, más que de lograr su paz total, como lo demuestra el ejemplo mexicano.
Cuarto fenómeno: el descabezamiento de la cúpula de la FA y la Policía. Este golpe bien calculado e histórico, busca claramente debilitar la institucionalidad. O mejor, como en Mexico tener una institucionalidad militar más maleable que le quite presión a los “nuevos socios de la Paz de Petro” para que puedan negociar más “sabroso” y mover sus recursos con mayor libertad.
Como en México, una parte de este poder se va a concentrar el próximo año en las elecciones locales. Están las puertas abiertas para tomarse el control territorial utilizando la “paz total” , la gran debilidad de los partidos que se postraron ante la mermelada de Petro, y la maltrecha democracia que tenemos. Esta partitura que ya está en marcha, se fue fraguando en las charlas del hermano de Petro en sus visitas a las cárceles donde hoy descansan algunos de los capos de la mafia colombiana.
A la luz de los comentarios anteriores, ya debería ser mucho más claro de dónde surgieron los recursos para las marchas sociales y para alimentar “la primera línea”, que pusieron en jaque al país , con la disculpa de una reforma tributaria que era de niños comparada con la que que Petro que se acaba de aprobar. Hace un año era una sospecha, hoy estamos comenzando a ver el segundo acto de la toma del país por parte de las bandas criminales como ya ha sucedido en México y Venezuela.
PD: este blog representa seguramente la lectura que está haciendo mucha gente que hoy se siente avasallada por la avalancha de reformas presentadas a la carrera en estos tres largos meses de la Era Petro. Llama poderosamente la atención que en su defensa de la Paz Total, no se mencionen los riesgos que son cada día más evidentes. Ni tampoco se haga referencia a las lecciones aprendidas del proceso de Santos con las FARC. Se nos prometió un país en paz , que parece que los narcos son los que lo van a disfrutar.