Por: Julio Pulido / Guisselle Salguero (Poder ciudadano)
Escepticismo y desconfianza fueron los sentimientos que campearon en los comicios del pasado domingo 25 de mayo. Los escándalos que enmarcaron las campañas de los candidatos Santos-Zuluaga y la guerra sucia, prevaleciendo sobre las discusiones programáticas, minaron la credibilidad de las y los colombianos.
Los resultados de la primera vuelta presidencial, si bien no son una sorpresa teniendo en cuenta la fuerza que el Uribismo demostró en las elecciones parlamentarias donde logró 20 escaños, sí son alarmantes si se atiende a las cifras de abstención que llegaron al 60%, apenas superable por el 66.23% que alcanzó en las elecciones de 1994; y preocupantes: la paz no alcanzó a ilusionar como se esperaba.
Los 3.759.971 votos alcanzados por Zuluaga (25,66 % de los sufragios) son un campanazo para quienes, aunque con un discurso proclive al proceso de paz, mantuvieron una posición ambigua en la primera vuelta presidencial.
A menos de dos semanas de la segunda vuelta, es de los abstencionistas, de quienes llamaron a votar en blanco, de las organizaciones y movimientos sociales de izquierda como la Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos, de los llamados que hagan los candidatos derrotados en primera vuelta así como políticos, columnistas y creadores de opinión, de quienes depende que discurso de paz es el que determinará la suerte del actual proceso de paz.
Tomando partido
Como era de esperarse, al conocerse los resultados de la primera vuelta empezaron a moverse las alianzas.
Los primeros en definir su postura frente al dúo Santos-Zuluaga fueron los tres candidatos que no pasaron a la segunda ronda, Marta Lucía Ramírez, Clara López y Enrique Peñalosa.
El miércoles 28 de mayo la candidata del partido conservador, se adhirió formalmente a la campaña de Oscar Iván Zuluaga convirtiéndose en su nueva jefa de debate, mientras que 40 congresistas de su bancada partieron cobijas y se unieron formalmente al candidato-presidente Juan Manuel Santos.
Ese mismo día, el candidato de la Alianza Verde, Enrique Peñalosa, dejó clara su posición de no apoyar ni a Santos ni a Zuluaga, dejando en libertad de elección a sus votantes y señalando que “es esencial continuar y culminar el proceso de paz” (la forma usual de llamar a votar por Santos sin decirlo).
No obstante el no apoyo directo de Peñaloza a ninguna de las campañas, en las últimas horas congresistas, diputados, concejales y ediles que integran la dirección nacional del Partido Verde, anunciaron su adhesión abierta y directa a la campaña de reelección.
Aunque el jueves 29 de Mayo, la candidata polista Clara López manifestó no apoyar a ninguno de los dos candidatos, hoy miércoles en rueda de prensa no solo llamo a votar por Santos sino que se adhirió a su campaña electoral. Por otro lado, Aída Avella, representante del Partido Unión Patriótica, y quien fue formula vicepresidencial de Clara López, manifestó el mismo jueves 29 de Mayo, su apoyo al presidente Juan Manuel Santos y el de la UP: “Vamos apoyar al candidato que abrió la puerta de la paz y no a quién busca declarar de nuevo la guerra”
A las adhesiones y llamados ambiguos que sin nombrar al candidato-presidente llaman a votar por el, se suman otras voces importantes. En la reapertura del consejo Nacional de Paz el pasado jueves, fue clara la apuesta de líderes de opinión como Piedad Córdoba, Iván Cepeda, Ernesto Samper y Antanas Mokus con el apoyo a Santos.
Coinciden en el apoyo, no al programa económico y visión de país de Santos, con quien tienen grandes diferencias, sino con el proceso de paz. La continuidad de un proceso que ya ha mostrado resultados en tres de los cinco puntos a discutir es el centro de gravedad.
El centro de la segunda vuelta es la paz
Zuluaga ha dado un giro en su discurso frente al proceso de La Habana. Luego de sus acostumbrados gritos de guerra hacia la paz ahora nos encontramos con un discurso menos agresivo y más proclive a la negociación, pero no una negociación entre iguales como lo ha planteado Santos sino una negociación entre un vencido (FARC) y un vencedor (Estado). Situación en que la insurgencia no está dispuesta a negociar.
Contra esa versión de la paz de Zuluaga se revelan movimientos y organizaciones que se han opuesto abiertamente al gobierno de Santos. Es destacable que sectores como el Indígena se una en pro a la paz y el proceso con las Farc, lo que en términos reales es un espaldarazo a la reelección.
Organizaciones como la Marcha Patriótica aún no toman una decisión concreta, sin embargo es claro que entre sus banderas se encuentra el apoyo y fortalecimiento al proceso de la Habana, lo que permite pensar en una amplia votación de sus bases por el candidato-presidente, según uno de sus voceros regionales.
No es tiempo para la abstención
A pesar de las alianzas, matrimonios y apoyos velados a una y otra candidatura, la apuesta ahora es por conquistar ese amplio porcentaje de abstencionistas que fueron la sorpresa en la primera vuelta.
Para la segunda vuelta el voto de opinión jugará un papel fundamental. En este sentido es destacable la seguridad con la que han cerrado filas columnistas que desde todos los medios claman por la continuidad del proceso de paz.
Acciones como la Ola de la Paz, (grupo de ciudadanos, figuras públicas, artistas, periodistas, activistas de diferentes y representantes políticos) que se moviliza por redes sociales, en pro del proceso de paz, y grupos como el de “los intelectuales”, 56 personajes influyentes (políticos, economistas, intelectuales y periodistas) que dieron a conocer públicamente por medio de una carta, su apoyo al proceso de paz: “Apoyamos al actual equipo negociador por su seriedad, diligencia y compromiso, así como apoyamos la agenda y los mecanismos de negociación previamente acordados”; son propuestas relevantes que van en contra de la abstención y el voto en blanco de las pasadas elecciones, son la diferencia, para una segunda vuelta, donde el eje central es la Paz.
Por ahora las alianzas y llamados van y vienen. El próximo 15 de junio la continuación de un proceso con la guerrilla más antigua del mundo se debatirá entre su continuidad o su crisis.
