La paz es una necesidad en las convivencias sociales. Para consolidarla se requiere de intenciones y decisiones voluntarias, concordantes con las causas y motivos, que permitan consolidarla, por conveniencias indiscriminada e incluyentes, frente a las zozobras, acosos, injusticias y toda clase de circunstancias; que originen incertidumbres y violencias. Materializar paz no requiere de grandes inversiones, como los sufragados, seguridad y la financiación de conflictos bélicos y las guerras; por estados y naciones, generando funestos resultados. La paz es una bendición, no un privilegio. Lograrla es fácil, sin rodeo, sofisma, retreches e indiferencia; cuando no los proponemos, para mejorar las condiciones de un mejor vivir, garantizando respeto y seguridad
Las diferencias extremas no son propicias, para consolidar la paz. Practiquemos principios que nos orienten y enseñen, las rutas y los caminos; de amor, solidaridad y confraternidad; entre los seres humanos, en ambiente participativo-contributivo; indiferentemente, de las particularidades en las personas, que se comprometan, independientemente de los: estratos, títulos, edad, color, y diversidad de géneros. Es necesarios para consolidar la paz, frenar los abusos, que originan profundas heridas y malos tratos, que repercutan en sentimientos innobles, golpeando y ofendiendo, la dignidad de las personas, que de hecho, plasman inconformismo, resentimientos y odios; totalmente nocivos y contraproducente, para garantizar.
Para implementar la paz debemos: deponer, apartarnos y desechar; los sentimientos negativos, que nacen de las entrañas espirituales de las personas, concatenada, con hábitos y costumbres, sociales y comunitarias; que nos alejan y dispersan, la cordialidad y armonía; como medio para asentar la paz, estimulando y promoviendo, convocatoria, para efecto de unidad participativa: familiar, vecinal, comunitaria y social; con acciones: informativas, recreativas, deportivas, culturales, laborales y asociativas.
La paz estabiliza el estado armónico, genera confianza y viabiliza, proyecciones direccionada al progreso y zanja las violencias; en variadas y diversas formas, de manifestaciones públicas y privadas.
La paz, nos alivia los pesares y despeja las dudas, que atormentan, atolondran, atribulan y nos disparan alteraciones y contradicciones imprevistas.
La paz se afianza en la buena fe y la justicia. Debemos tener presente, que donde no hay justicia, en derecho, equidad e igualdad, jamás habrá paz, por efectos y circunstancias, provocadoras, impertinentes y dañinas; que bloquean, obstruyen y confunden; atizados por circulaciones peligrosas.
La paz se cimienta con orientación, tolerancia, compresión y educación; se fortalece con amor, voluntad y cordialidad. No es fácil lograr la paz, si conservamos rencores, enojos, resentimientos, rivalidades, revanchismos, venganza, cizañas, egoísmo, soberbia, arrogancia, engaños y envidia; entre otros. Tampoco es viable, si impera en los gobiernos, la represión, opresión, persecución y el absolutismo; dictatorial y tirano. O el abandono, sin solución, a las necesidades básicas, la corrupción y la indiferencia; a la pobreza extrema o miseria; transformada en violencias, muchas veces incontrolables
La paz depende de los manejos políticos-administrativos-legislativos, de gobernantes y legisladores, de estados, naciones y repúblicas. El mundo, está orientado, manejado y gobernado; por tendencias ideológicas, política y religiosos; amparado en falsas, disfrazadas y defectuosas democracias; que poco o nada, les interesa la paz, ni las situaciones deprimente, que bordean el ambiente social, impuestas por los regímenes responsables, promoviendo, acolitando, apoyando y financiando; las guerras, por intereses económicos, sobreponiéndolo el respeto humano. La guerra es un negocio inhumano, justificado en especulaciones, caprichos y conveniencias; personales e irracionales, para mantener vivo el fuego bélico. La industria militar, es el exterminio de la humanidad, apoyado y financiado, por las potencias e imperios económicos, de manera convencional, injustificada y perturbadora de paz. Las guerras persiguen dominios territoriales, con intimidaciones, desafíos y créditos; comprometiendo recursos públicos, invasiones y operaciones ejecutivas; por voluntad de mandatarios belicosos e irresponsable; que actúan sin consultar el consentimiento popular, donde se presume el predominio democrático.
Mientras no se limiten las producciones de armas, equipos y elementos bélicos, mediante acuerdo en las Naciones Unidas-ONU, sería imposible materializar la paz, por dominios de intereses económico, en el comercio de armas.
Debemos prevenirnos en elegir mandatarios conflictivos, corruptos y perverso. El pueblo es superior al régimen antidemocráticos, a sus dirigentes y mandatarios; asistiéndonos el derecho participativo, directo e indirecto. ¿Por qué no se consulta previa y popularmente, las promociones, provocaciones y declaraciones de guerra, si se comprometen recursos públicos? Pronunciémonos, levantándonos, sin diferencias todo el mundo, por la paz y contra la guerra.