La paz no puede ser artículo de uso electorero
Opinión

La paz no puede ser artículo de uso electorero

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mayo 05, 2014
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La campaña reeleccionista del presidente Santos ha concentrado todos sus esfuerzos en pretender capitalizar y secuestrar la paz para beneficio propio. La propaganda oficial y la propaganda electoral, que al final se confunden en una única campaña publicitaria, realiza toda suerte de piezas publicitarias y mensajes con el fin de convencer a los colombianos que la paz tiene un precio: reelegir a Santos. Un no disimulado chantaje electoral. Este propósito ha sido facilitado por el discurso de “tierra arrasada” del expresidente Uribe y su candidato Oscar Iván Zuluaga, convertido en el lobo que amenaza comerse viva a la “oveja” de la paz. Un lobo electoralmente disfrazado de zorro.

La paz, se ha dicho hasta la saciedad, solo es posible como una política y un compromiso de Estado, no de un gobierno. La paz que se negocia en La Habana entraña un acuerdo entre la sociedad y el Estado con las Farc. Las grandes transformaciones que conllevan el posconflicto y la construcción de la paz requieren de un esfuerzo sostenido del Estado y la sociedad, que transciende los tiempos y las políticas de un gobierno. La paz no será un acto inmediatista o cortoplacista. Demandará más de una década para aclimatarla, más de un gobierno para construirla entre todos. Las Farc lo tiene muy claro: la firma de un acuerdo será con el Estado y la sociedad colombiana, no con el presidente Santos. Él ha cumplido un importante papel en abrir y mantener las puertas de la negociación, se le abona, se le reconoce, pero no se puede proclamar el único depositario de la paz. Lamentable la suerte de la paz quedará en manos de la disputa electoral entre las fuerzas de derecha y de centroderecha, como al parecer lo indican las últimas fotoencuestas electorales.

“Con la bandera de la paz los partidos de centroderecha y Santos aspiran a obtener un cheque en blanco para seguir negociando. De La Habana no llegará, antes de la primera vuelta, el esperado barco cargado nuevos y alentadores acuerdos sobre la paz. Ya no es necesario para los efectos prácticos electorales del 25 de mayo. La idea de que solo con Santos la paz es posible ha calado, el guerrerismo de Uribe lo ha posibilitado. Santos ha logrado vender la paz chiquita, la paz que no va más allá de la dejación de las armas, la incorporación a la vida civil y política de los excombatientes de las Farc, sin pena ni gloria, pero con algunas dadivas y facilidades”. La paz grande con profundas transformaciones sociales y la participación de todos sigue siendo una ilusión fervientemente deseada por todos, que depende del resultado final de las negociaciones de La Habana, la cuales aún están distantes del esperado acuerdo final y definitivo. http://viva.org.co/cajavirtual/svc0397/articulo09.html

La utilización electoral de la paz amenaza con dividir a los colombianos, cuando de lo que se trata es de construir el mayor consenso posible. Desde antes de la llegada oficial de JJ Rendón a la campaña reeleccionista, los asesores de Santos han empeñado sus mejores esfuerzos en capitalizarla bajo la forma simplista: “Sin Santos no es posible la paz”.

Han sido las propias Farc las encargadas de mostrar al país la utilización de la paz como mercancía electoral por parte de Santos. Andrés París, negociador de las Farc en La Habana, de manera clara y precisa lo ha señalado:“Reducir las expectativas de paz a la reelección de un señor es minimizar los alcances del proceso de paz”.

Con economía de palabras han denunciado “el optimismo rampante del presidente de utilizar la mesa de diálogo para su reelección”, y añadido:

“Hemos exigido que las delegaciones que se sientan a dialogar con las Farc representen políticas de Estado, no solo del gobierno de turno y tampoco y mucho menos del partido de gobierno, para no prestarnos a esa manipulación de intereses inmediatistas, electoreros, como en este caso se ve en ese optimismo rampante del presidente de utilizar la mesa de diálogo para su reelección. No tenemos compromisos electorales con ningún candidato, pensamos que el proceso de paz es mucho más importante, trasciende en el tiempo y en las expectativas y anhelos de los colombianos. En ese proceso electoral se expresará una fracción minoritaria de toda la población, pues la abstención es del más del 60 %. La paz, en cambio, le habla a los 42 millones de colombianos. Por eso, reducir las expectativas de paz a la reelección de un señor es minimizar los alcances del proceso de paz. Saludamos que varios candidatos hayan dicho que continúan el proceso de paz en La Habana. Con todos ellos estamos dispuestos a conversar ante la eventualidad del triunfo de uno u otro, pero la paz no puede ser artículo de uso electorero y más con fines de un presidente que no ha hecho todo para que este proceso avance lo suficientemente rápido. Nuestro candidato o candidata será la asamblea nacional constituyente que tendrá necesariamente que ser el mecanismo refrendatorio de los acuerdos para el fin de conflicto y para una paz duradera.” http://goo.gl/iVb7xP

A las Farc, como pocas veces, les asiste toda la razón: “la paz no puede ser artículo de uso electorero y más con fines de un presidente que no ha hecho todo para que este proceso avance lo suficientemente rápido”.

 

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