El presente ensayo se enmarca en analizar a profundidad el panorama que se ha vivido y se vive en nuestro país Colombia y en particular el departamento de córdoba que en las últimas coyunturas electorales para congreso fue una de las poblaciones más votadas y en donde sus dirigentes ocuparon los primeros puestos a nivel nacional, pero paradójica mente este es uno de los departamentos donde hay concentración del poder en pequeños sectores que manipulan las políticas para que responda a sus necesidades particulares , generando esto pobreza, desigualdad y violencia, evidenciándose en la vida cotidiana, donde se observa un panorama lleno de muchas complejidades, tales como índice de niños y jóvenes en las esquinas de los semáforos de montería ejerciendo la actividad del rebusque, en vez de estar en una universidad o colegio formándose, madres de la tercera edad comiendo de la basura, mientras la gran mayoría ignora todo alrededor, principalmente los entes gubernamentales, en donde sus esquemas de seguridad son más importantes que los proyectos sociales.
Por otro lado el país está atravesando por unas coyunturas electorales para elegir el máximo órgano de gobierno ( presidente), el tema central ha sido la paz, algo tan anhelado por la gran mayoría de los colombianos, en donde podemos resaltar temas de gran trascendencia para la materialización de este concepto tales como la convivencia, el respeto por las libertades de los ciudadanos y los derechos humanos, aspectos que en la actualidad se encuentran en crisis, contribuyendo esto al debilitamiento del estado colombiano, en donde se ve la necesidad de elaborar un nuevo imaginario de sociedad, que tiene como inicio la transformación de cada uno de sus habitantes por medio de fortalecimiento de la educación como derecho fundamental del ciudadano y principal herramienta de construcción del ser.
Nuestro país y fundamentalmente córdoba, se caracteriza por una democracia en donde prevalece el individualismo y egoísmo que reina en la mayoría de sus habitantes, el cual ha encerrado a la sociedad en una lucha por un control del humano sobre el otro humano, en donde se hace lo imposible por estar controlando todo sin importar las consecuencias que eso genera a su alrededor, esto se refleja en el día a día, en la familia, en el trabajo, en el barrio, en la universidad, en los dirigentes políticos, en las administraciones municipales, juntas de los barrios y un sinnúmeros de escenarios y hechos que pueden explicar esta tendencia prevaleciente en nuestra sociedad.
Es por esto que se hace necesario comenzar una construcción de una nueva sociedad que gire en torno al respeto por los derechos humanos, en donde prevalezca un desarrollo de las bases locales que contribuya a un país menos desigual. Se le dé una mirada plural a la realidad y comience a respetarse las diversas concepciones que hay del mundo.
Si se visiona un cambio o una revolución tenemos que comenzar a transformarnos nosotros como personas, cambiando ciertas conductas y comenzar a valorar al otro, respetándolo y tratándolo por igual independiente del estrato social, nivel educativo, pensamiento político o religión, estar por encima de esa diferencia y comenzar a buscar los puntos en común que nos unifiquen, construir espacios que transformen en el medio y garanticen un espacio de autodeterminación y una real participación de los diversos sectores sociales en los procesos de elaboración de los planes de desarrollo social.
De esta manera estamos contribuyendo a esa transformación que requiere nuestra sociedad, la cual gira en torno a un mundo más humano y menos individualista, de tal modo estos aspectos son fundamentales para alcanzar la tan anhelada paz. Lo cual visualiza la necesidad de romper ciertas tradiciones que nos impiden avanzar, como la manera que tenemos de practicar la política donde se excluye la diversidad y se trata de homogeneizar el contexto en una idea prevaleciente o dominante, reflejándose también en los gobernantes de turno que utilizan las instituciones estatales para enriquecer sus cuentas, los denominados coloquialmente “ bolsillos largos” que han llevado a este país a la miseria y atraso; en donde un campesino en el caso particular del departamento de córdoba se muere de hambre , porque no tiene donde sembrar sus cultivos, siendo esto unos de los departamentos más ricos tanto natural como en regalías, convirtiéndose esto en un juego del poder entre clanes familiares que manipulan y centralizan las instituciones estatales para beneficios particulares.
Es triste caminar por la calles de nuestra ciudad, y mirar a nuestro alrededor y percatarnos de una realidad que choca con los discursos políticos de nuestros dirigentes demagogos, que se hacen llamar hijos del pueblo, en donde no hay coherencia entre esa oralidad y la práctica, por que prevalece ese egoísmo que los consume y alimenta la ambición de fortunas.
Es triste Mirar personas en los andenes de la calle morir de enfermos por que no tiene acceso a un sistema de salud como la gran mayoría de colombianos, ver pasar a niños el futuro de nuestra sociedad, los que van a transformar ejerciendo actividades informales de empleo para poder alcanzar un mínimo de capital para sobrevivir;ante este panorama se hace necesario comenzar a reconstruir nuestro tejido social, mediante políticas que estimulen espacios en nuestras comunidades que incentiven la participación, la convivencia y se garanticen derechos fundamentales como la educación, salud y el respeto por la vida, pero fundamentalmente hacer una llamado a la población en general a no seguir en ese ciclo repetitivo donde no hay un cambio contundente, llego la hora de comenzar a construir comunidad a partir de nosotros mismos, no esperar que el líder construya comunidad sin nosotros hacer nada, solo esperar a que llegue de arriba en donde jamás va a llegar , comenzar a pensar por sí mismos a interpretar nuestra realidad, ganar nuestros espacios y exigir nuestros derechos fundamentales y comenzar la estatalización de nuestras instituciones encargadas de impartir derechos fundamentales.
Por último comenzar a romper esas fronteras mentales que nos impiden avanzar y reconocer la diversidad, autoevaluar nuestras conductas, es hora de reconocer al otro humano como acompañante fundamental para la vida colectiva y como principio fundamental para la auto compresión a partir del otro y ser un poco más consecuentes y aceptar cuando no se tiene razón, principios fundamentales para fortalecer el dialogo y discusión.
“APRENDER A DISCUTIR, A REFUTAR Y A JUSTIFICAR LO QUE SE PIENSA ES PARTE IRRENUNCIABLE DE CUALQUIER EDUCACIÓN QUE ASPIRE AL TÍTULO DE HUMANISTA” FERNANDO SAVATER.
Autor:
Julio César Díaz padilla- LIC. Sociales