¿La paz por decreto?

¿La paz por decreto?

"La paz tiene que ser el fruto de la potencia histórica de la movilización social. La paz debe ser una conquista de las masas populares"

Por: Anncol
mayo 30, 2017
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¿La paz por decreto?
Foto: vanguardia.com

 

No está mal que Santos haga su tarea como lo determina el Fast Track, que le otorga facultades extraordinarias para implementar el acuerdo de paz en lo atinente a las adecuaciones institucionales con el fin de hacer efectivos los consensos orientados a superar el conflicto social y armado. Lo que resulta ingenuo es creer que a punta de decretos y leyes la paz nos llegará como por ensalmo, en una especie de golpe de suerte.

Por supuesto, los arreglos institucionales son trascendentales para construir la paz y en ese campo para nada se debe bajar la guardia. Hay que irse a fondo en la disputa política, pues quienes controlan el poder saben del valor estratégico de las normas y los aparatos administrativos en los arreglos generales de una sociedad. En ese sentido, la presencia, la acción y argumentación de los delegados de las Farc en la CSIVI y en los otros entes creados recientemente es de altísimo valor. También, la encomiable labor de los delegados de Voces de paz. No obstante, la veleidad filosófica liberaloide de algunos, en las corporaciones legislativas. Eso no tiene objeción.

Lo que queremos sugerir es que hay que prevenirse contra el fetichismo jurídico y la ilusión legalista. Así como la revolución no se hace por decreto, tampoco la paz nos llegara por la “lluvia de decretos” que se anuncia desde la Casa de Nariño. Por la decretitis santista de estirpe santanderista.

Correcto que salgan los decretos, los Actos legislativos, las Leyes, los Planes Marcos, los Conpes, las Pdets, el Pnis y demás protocolos, pero ojalá los mismos tengan dientes y no sean solo adorno como el decreto 885 de mayo del presente año, expedido hace dos días, que francamente raya con el ridículo y la inutilidad. Que salgan los anunciados decretos agrarios sobre acceso a la tierra para entregar los 3 millones de hectáreas a los campesinos y titular los otros 7 millones a cientos de miles de trabajadores agrarios sometidos al despojo y la pobreza.

Que se firmen los decretos para adecuar las infraestructuras rurales en educación, salud, comunicaciones y protección ambiental. Esas normas deben ser el sustrato de la movilización agraria para que tales articulados se hagan realidad.

Lo cierto es que la paz tiene que ser el fruto de la potencia histórica de la movilización social. La paz debe ser una conquista de las masas populares. Es lo que estamos viendo con las multitudinarias protestas, con las huelgas y paros de Buenaventura, el Chocó, los educadores, los cocaleros, los campesinos, los trabajadores del Estado y las madres comunitarias.

La paz, en este caso concreto, debería estar acompañada, en los actuales momentos de adversidad, letargo y perplejidad de los liderazgos, de movilizaciones sociales en todas las escalas. Desde acá sugerimos promover por lo menos 70 eventos en grandes y medianas ciudades en defensa de la paz y de la materialización de los acuerdos. No más carreta con el cuento de la paz. Más resultados es lo que demandan los colombianos y estos solo llegaran si la gente sale a manifestarse en los espacios públicos en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Neiva, Ibagué, Pereira, Popayán, Pasto, Cúcuta, Jamundí, Tuluá, Buga, Armenia, Calarca, Girardot, Ocaña, Santa Marta, Cartagena y en otros puntos clave como las Zonas veredales semilleros de las Villas de paz propuestas por Ivan Márquez en nombre de las Farc en reciente Foro Colombia2020.

En ese orden de ideas y dada la desesperación de millones de ciudadanos con la crisis económica reflejada en la recesión que nos invade y la crisis fiscal que golpea al gobierno, es oportuna la idea de promover y convocar a un Paro cívico nacional que recoja la inconformidad y rechazo de las mayorías populares con la gestión del régimen oligárquico que representa el modelo neoliberal santista. Una cosa es apoyar el Acuerdo de Paz en el gobierno actual y otra muy diferente 'mirar para otro lado' cuando de injusticias y atropellos se trata.

Lo peor para la paz y las demandas de la gente es la parálisis y el elitismo, el tramite cupular de las múltiples problemáticas que sacuden a la nación. Por ahí no es señores.

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