Desde hace muchos años he seguido el tema de la paz en Colombia. Hablar de Colombia es hablar de violencia, de conflictos y de luchas políticas, pero paradójicamente también de paz. Colombia lleva más años buscando la paz que haciendo la guerra. El libro La paz olvidada de Robert A. Karl ofrece una radiografía de las peripecias que hubo en Colombia desde el Frente Nacional hasta la creación de las FARC.
El riguroso examen de la historia política y bélica de Colombia que ofrece este libro inicia con la caída del general Gustavo Rojas Pinilla en 1957. Esta situación generó la primera ola de violencia porque dos partidos políticos querían tomar el poder ejecutivo. Se instauró en la conciencia colectiva un “hábito” de enfrentar las diferencias políticas a través del uso irracional de la fuerza.
Con ánimo de evitar la violencia, Alberto Lleras Camargo, un intelectual, político, escritor y humanista de ideas liberales, decidió reunirse en Sitges con el conservador Laureano Gómez para enviar un mensaje de paz y de tolerancia. Estos dos referentes de los partidos políticos llegaron a la conclusión de la alternancia del poder para evitar un derramamiento de sangre innecesario por ideales no compartidos. A esta situación se le conoce con el nombre de Frente Nacional y al acuerdo se le conoce como el Pacto de Benindorm. Sin embargo, lo que inició como una estrategia oportuna y eficaz para acabar la violencia, se convirtió en el foco principal de guerra.
A raíz de la fuerte guerra que se expandió en el Tolima Grande, Alberto Lleras Camargo, siendo el primer presidente de Colombia en el periodo del Frente Nacional, decidió acumular esfuerzos para hacer un proceso de paz e implementar estrategias que llevaron el nombre de Rehabilitación. Por medio de estas se supo que el problema principal de violencia era el campo improductivo, toda vez que había pérdida de ganado, desplazamiento forzoso, poco acceso a las tierras, etc.
Por medio del Banco Agrario se inyectaban recursos económicos para afrontar estas situaciones. Al principio, disminuyeron los índices de homicidios y de violencia, pero al final los conservadores iniciaron campañas en contra de la Rehabilitación porque afirmaban que les llegaban pocos recursos y que a los liberales les ofrecían otras prebendas. A este período donde hubo disminución de violencia se le conoce como la paz criolla; periodo que se ha olvidado, según lo que algunos teóricos han argumentado. Fals Borda dilucida que “la reconceptualización de la violencia sería una de las dos acciones que llevarían a que la paz criolla se convirtiera en la paz olvidada”.
Vale la pena leer este libro porque se nutre de tres grandes sociólogos que fueron comisionados de paz en este periodo de convulsión política. Estos son Orlando Fals Borda, el monseñor Germán Guzmán Campos y Eduardo Umaña Luna, quienes dejaron el mejor libro sobre el conflicto armado: La violencia en Colombia.
Así pues, si queremos comprender el proceso de paz con las FARC y se deseamos ser cautelosos con el discurso político, debemos analizar las tesis que Karl desarrolla en este tratado.