El SÍ por la paz es el comienzo

El SÍ por la paz es el comienzo

Opinión del periodista Fabián Octavio Pinzón: "Apoyar el plebiscito nos puede abrir posibilidades de desarrollo nunca contempladas"

Por: Fabián Octavio Pinzón Beltrán
agosto 05, 2016
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El SÍ por la paz es el comienzo

 

Para comenzar, es bueno que el lector tenga claro que votar por el SI en el plebiscito por la paz no es apoyar a Santos ni a las FARC, y votar por el NO tampoco es apoyar a Uribe.  Lo que vamos a votar es la posibilidad de que Colombia termine con más de 60 años de confrontación armada, cuando comenzó la violencia partidista.  El SI es la esperanza de miles y miles de colombianos que no tienen otra opción de supervivencia que militar en uno u otro bando de los enfrentados.  Miles y miles de colombianos que merecen la oportunidad de contar con otras posibilidades diferentes a las de echarse bala con sus hermanos colombianos.

Es cierto que las FARC han asesinado, destruido poblaciones, traficado con droga y otros delitos que no se pueden borrar de la memoria del país.  Es cierto que las FARC le han mentido a Colombia antes cuando hubo otros intentos de negociación.  Es cierto que esta organización guerrillera se ha ganado la animadversión de todos nosotros gracias a su particular y violenta manera de afrontar el conflicto.  Son muchísimas las víctimas que deben ser reparadas como consecuencia de este acuerdo, pues es uno de los puntos del mismo: La reparación.  Pero en honor a la verdad tenemos que remontarnos a la historia y reconocer que es cierto que las FARC nacieron gracias a la ineficiencia del estado en su obligación de parar una guerra que comenzó a crecer y se desarrolló en la década de los 50.   Los grupos armados en Colombia han surgido por la inequidad, la violencia y la injusticia a las que la dinámica política de la nación ha condenado a la población menos favorecida.  Como si fuera poco, aparte de negarle a los pobres sus derechos, han sido ellos quienes han puesto la casi totalidad de los muertos de la guerra.  Los necesitados que se armaron para crear la guerrilla, fueron enfrentados por necesitados que se armaron para crear las autodefensas y defenderse de los primeros y el estado reclutó a necesitados para enfrentar a estos dos: una verdadera lucha fratricida. ¿No creen que solo por esto es justo parar ya?  El odio nos ha gobernado todo este tiempo, ya es hora que nos gobierne la esperanza.

Los jóvenes  no pueden recordar que en nuestros pueblos hubo enemistades profundas gracias a la violencia partidista de aquellos años, desplazados que tuvieron que huir de la noche a la mañana y dejar sus pertenencias envueltas en sus sueños y salir sin rumbo para engañar a la muerte que se vestía de colores políticos para desahogar su sed de sangre.  Pero también nuestros mayores tendrán que reconocer que el enfrentamiento fue absurdo, que no valió la pena defender unas ideas a plomo y que, finalmente, la reconciliación llegó y godos y cachiporros pudieron volver a abrazarse, a compartir y hasta emparentarse con matrimonios de sus hijos, porque es sabido que el amor vence cualquier enemistad.  Eso pasó no solo aquí, sucedió en todo el país y hemos venido superándolo, salvo la herencia maldita de los grupos guerrilleros y de autodefensa que se formaron después.

El SI en el plebiscito además nos puede abrir posibilidades de desarrollo que nunca hemos contemplado: turismo ecológico en zonas tomadas por los violentos, desarrollo industrial sin la amenaza de la extorsión y la vacuna, posibilidades de comercio exterior que antes el miedo no nos lo permitía, son ejemplos mínimos entre una inmensa lista de oportunidades.

Pero sobretodo amigos lectores, por encima de todos los argumentos a favor y en contra, más allá de afectos partidistas, ideológicos y personales, el SI por la paz nos devuelve la capacidad de soñar un país con más y mejores escenarios para las generaciones que merecen otra oportunidad, que merecen el futuro promisorio que muchos no han podido diseñar hasta hoy. SI señores.

@PuliendoPiedra

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