Sólo un hombre era más importante que Jairo Antonio Musso Torres en la estructura del Bloque Tayrona de las Autodefensas Unidas de Colombia: Hernán Giraldo, alias Taladro, el jefe máximo de la Sierra Nevada de Santa Marta. A comienzos de este siglo Giraldo, como un gran señor feudal, escogía a dedo con qué niña quería acostarse y obligaba a los papás a aceptar el derecho de pernada a cambio de un sudoroso fajo de billetes y que no los cogieran a tiros. Antes de volverse el hombre de confianza de Taladro, ‘Pacho’ Musso, como era conocido Jairo Antonio, invirtió una fortuna en taxis en Venezuela. Llegó a tener hasta 300. Al principio de la Revolución Bolivariana todo iba de maravilla, después, cuando se hizo público que Musso era un temible narco y paramilitar, Chávez expropió su flota de taxis y las 23 propiedades que tenía en Caracas, Maracaibo y Barquisimeto. Musso fue extraditado a los Estados Unidos en el 2004, cumplió una pena de 8 años, regresó al país, se puso nuevamente al frente de los negocios y volvió a ser encarcelado. Sin embargo, su poder no cayó en manos ajenas, y mientras estuvo tras las rejas, su hermana, Zulma Musso, se volvió en una mandamás.
Hicieron fortuna en los noventa y compraron haciendas de cientos de hectáreas en el Cesar, sobre todo en Pailitas. Sin embargo, la guerra paramilitar de finales de los noventa los ubicó en el Magdalena.
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Zulma Musso, conocida como La Patrona, aprovechó la extradición de su hermano para asentar su poder. Ya conocía bien el negocio del narcotráfico desde que estaba casada con Libardo de Jesús Parra, con quien fue capturada en el año 2000 en un gran operativo desplegado en cuarenta viviendas de Santa Marta, Barranquilla, Cartagena, Montería y Ocaña, Norte de Santander. Zulma, que en ese momento tenía a su primer hijo todavía en brazos, fue liberada poco después.
Después de 2004, con su hermano en los Estados Unidos y su esposo capturado, controló los tres puertos de la costa Caribe: Santa Marta, Cartagena y Barranquilla. Ser mujer en un negocio de hombres no la amedrentó. Una anécdota describe su talante. En el 2018 John Jairo Velásquez Vásquez, mejor conocido como Popeye, viajó a Santa Marta con dos mexicanos del Cartel de Sinaloa para restablecer una ruta por la vertiente nororiental de la Sierra. La idea era llegar a un acuerdo con Élkin Javier López Torres, conocido como La Silla, quien para ese año controlaba la mayoría de rutas de narcotráfico en la costa. El intermediario para esta reunión fue Chucho Pachenca. Sin embargo, a Popeye no le gustó la ruta que le marcaron para sacar la coca, las lanchas rápidas atestadas de cocaína. Era en Taganga, entre dos hoteles. Así que buscaban un nuevo punto cerca a Minca, que presentaba playas despejadas para sacar la droga. Todo estaba listo para asentar el dominio de los mexicanos en la costa hasta que apareció Zulma Musso, con un mega poder y mandó a parar cualquier operación. Popeye tuvo que salir corriendo de la región y ella se quedó con el contacto del Cartel de Sinaloa. Y nunca más lo soltó.
Con su temple y dureza La Patrona logró doblegar hasta Popeye quien quería retomar el negocio en Santa Marta. Popeye fue capturado nuevamente después de conocerse que siguió metido en narcotráfico y falleció en la cárcel La Tramacúa por un cáncer.
El poder de Zulma Musso radica en su capacidad para parecer invisible, para desaparecer ante los ojos de la justicia. Hoy no tiene ninguna orden de captura en el país y solo hasta hace un mes el gobierno norteamericano la incluyó a ella junto a sus dos hijos, Washington Antunez Musso y Juan Carlos Reales Britto, y su actual esposo, Luis Antonio Bermúdez Mejía, en la Lista Clinton. Además, también se enlistaron las empresas Exclusive Import Export S.A.S. y Polígono Santa Marta S.A.S., que están controladas o son, al parecer, por los hijos de Musso Torres. Inclusive en febrero de 2020 Musso fue señalada de participar en un plan para asesinar al gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo. Sin embargo, la propia Musso denunció a Caicedo por injuria y calumnia, pues afectaba su buen nombre y no tenía ninguna prueba en su contra para acusarla del atentado.
Zulma Musso logró por 20 años estar alejada de la guerra que establecieron los hombres de Jorge 40 y los de Hernán Giraldo, cuyos herederos armados siguen empeñados en controlar la Sierra. Al principio se llamaban Los Pachencas, y ahora llevan el nombre de Autodefensa Conquistadores de la Sierra. Los de Jorge 40 han logrado exterminar a buena parte de los hombres de Taladro y se ubican con plena comodidad y descaro en barrios tradicionales de Barranquilla como El Prado.
Zulma Musso habita entre una casa en Santa Marta y su hacienda en Pailitas, Cesar. Vive protegida por 150 hombres, siempre va en dos camionetas blindadas y es custodiada por dos matones profesionales, alias Macrobio y alias Mongolo, quienes han matado entre los dos, y desde los 13 años, a más de 300 personas. Ambos son dos exparas que alguna vez estuvieron a la orden de Taladro. La Patrona estaría detrás del asesinato en febrero de 2021 de su exesposo Libardo de Jesús Parra, jefe de seguridad del narcotraficante y uno de los líderes del cartel de la Costa, Alberto Orlández Gamboa, mejor conocido como El Caracol. El atentado lo ejecutó el propio Mongolo en una sucursal de supermercados Olímpica en Barranquilla.
Aún no se sabe cuánto está ganando La Patrona por exportar coca a los Estados Unidos, aún no se sabe hasta dónde se extienden sus tentáculos. Lo que sí es seguro es que su legado está dejando una nueva estela de sangre en la Costa Atlántica colombiana.
