La historia es un espiral, normalmente los hechos actuales poseen correlato en el pasado, con la diferencia, eso sí, en el ‘nuevo’ ciclo actores diversos; nada diferente; con exactitud se revive la historia o, se dirá que, cuando no se hace propia la reflexión del momento, se tiende a repetir la misma: un espiral.
Cuidado. Las palabras hacen tendencia. El Presidente de la República al abrir las sesiones ordinarias del Congreso, en la legislatura de dos mil quince (2015), sentenció: ‘Hoy, dos siglos después, nos enfrentamos a un momento similar.
Hemos obtenido en los últimos años grandes triunfos —sociales, económicos, políticos, internacionales– y avanzamos al fin en la búsqueda de la paz, lo que debería llenarnos de entusiasmo y llamarnos a trabajar unidos por el país.
Sin embargo –como en aquella Patria Boba– nos pueden más las divisiones, los orgullos personales, los dogmas y prejuicios, y no nos permiten ver lo que tenemos y lo que podemos construir si avanzamos juntos en sana armonía’.
Y, achaca a la división, la confrontación de opiniones, la imposibilidad de alcanzar la paz, comparando el momento actual con el de la Patria Boba; ¿será?
Se ha dicho generalmente que: ‘El calificativo de Patria Boba, que suele emplearse para designar la época comprendida entre los años de 1810 y 1816, se ha prestado para que se identifique dicha época con el supuesto predominio de personalidades generosas y tan apegadas a ideales altruistas y románticos, que sus errores se juzgan, por anticipado, limpios de todo interés mezquino y se los explica como el producto involuntario de un noble idealismo, que no les permitió percibir, a tiempo, la realidad. (…) Estas premisas benévolas y optimistas sirvieron para revestir, con una fachada brillante y engañadora, el conflicto entre la oligarquía y el pueblo, conflicto sobre el cual se tendió, desde 1810, un velo de silencio deliberado. (…) en la vanidosa oligarquía criolla se evidenció, desde el primer momento, ese menosprecio por lo típico, por lo popular, a que se acostumbraron sus gentes en los prolongados esfuerzos que realizaron durante la Colonia para asemejarse a los representantes de la Corona, con la esperanza de que se les permitiera introducirse en los mandos políticos. (…)’; temas de clases, envidias y desencuentros que jamás han quedado en el pasado y, como que siempre, en el desacuerdo, se alcanza un ‘revivamos nuestra historia’; no obstante, fue la misma Patria Boba la que comenzó a darse, mal que bien, su orden institucional y a la que correspondió hacerle frente a la reconquista española o denominada en eufemismo: ‘Pacificación’.
‘Patria Boba’, es en verdad, la separación de Panamá y, de ella, las consecuencias internas que son comparables ahí sí, con la actual; sí Señoras y Señores, los historiadores son concordantes en el análisis: ‘Silencio público sobre canal. (…) Martínez Silva en su epístola a Miguel Camacho Roldán, a Nueva York —10-III-1901—, sintetiza la política, desinterés y actitud absurda de la dictadura de Marroquín: «En Bogotá no se han preocupado absolutamente con la cuestión del canal; y basta decir a usted que en respuesta a todos mis despachos e informes minuciosos, solo he recibido una nota del Ministerio de Relaciones durante todo un año, y ella con insípidas vaguedades”; indignación, silencio, impotencia, distracción, manipulación fue la política, que se reseña como ‘(…) conocer y aceptar los verdaderos móviles y actores de la separación ha sido un parto que nos ha tardado cien años producir, (…) sus trabajos fueron sistemáticamente ocultados y denigrados. También hubo historiadores extranjeros que abordaron objetivamente el acontecimiento, pero estos libros quedaron como material de especialistas y lejos del alcance del gran público (Lemaitre, 1971;Duval, 1973); en el entretanto, un gracejo, de calidad fugaz, como las estrellas: ‘Se dice que Marroquín al terminar su mandato… pues que el gobierno estaba en manos de Sanclemente –derrocado, a la sazón, por Marroquín y sus adláteres– dijo que nadie se podía quejar. “Recibí un país y entregué dos”.’
Así pues, ¿de cuál ‘Patria Boba’ estaría hablando el presidente: de la que así ha sido llamada o, de aquella en que los silencios y engaños hicieron perder el canal? Y, a cuál, se preguntará el lector, nos veremos abocados.