El conflicto entre criollos en la preindependencia colombiana, por la forma de gobierno de la primera República, ocasiono que los centralistas y federalistas lucharan entre ellos, sin haber alcanzado la real independencia de los españoles.
Este evento histórico es bastante disiente de la política colombiana y de los intereses de sus líderes. Resultaría anacrónico decir que en la actualidad se vive la misma situación. Sin embargo, las incansables peleas de los “padres de la patria”, su falta de consenso en cuanto a temas de trascendencia nacional, la violencia ideológica, la carencia de criticismo en las instituciones y la ausencia de profundos sentires democráticos, nos recuerda este periodo que resulto en la reconquista española liderada por Pablo Morillo.
Independiente de la discusión acerca de las lógicas históricas, considero que esta es una herramienta útil para no cometer los mismos errores del pasado. Sin ser tan radicales para denominar a la República como Macondo, en esta nación impera la repetición de los eventos históricos, en palabras de Gabriel García Márquez, si algo se “le había enseñado es que la historia de la familia era un engranaje de repeticiones irreparables, una rueda giratoria que hubiera seguido dando vueltas hasta la eternidad, de no haber sido por el desgaste progresivo e irremediable del eje” (García, p.163) Los colombianos como los Buendía, giramos incesantes entre hechos que se repiten una y otra vez.
Hace unas semanas amanecimos en la década de los noventa. Eventos como los narco-casetes, el proceso 8000, Gaviria, Pastrana, Samper eran noticia en primera plana. Serpa anunciaba su candidatura al Senado. La selección Colombia vuelve a un mundial. Tenemos candidata presidencial de la UP. Petro en su discurso recordaba al asesinado Carlos Pizarro. Atentado con carro bomba en Inzá, en el departamento del Cauca. Y por último, un proceso de Paz con las FARC.
No tengo color político, no milito en ningún partido. Sin embargo, soy un creyente ferviente en la justicia, en la democracia y en el derecho. Aprecio y crítico cosas de diferentes líderes políticos. Colombia es una nación diversa y por ello compleja de gobernar. Sin embargo, se ha despertado un sentimiento entre los ciudadanos de una ausencia de liderazgo. En las redes sociales, se pregona ni Uribe, ni Santos. Ni Petro, ni Ordoñez. Ni Samper, ni Pastrana. Es rescatable, que los ciudadanos no permitan una polarización que es gravemente perjudicial para la democracia. Es el momento para una tercería fuerte o para que los líderes actuales nos saquen de esta rueda giratoria, que nos ha llevado a ser una patria boba.
