Las prohibiciones no solo se tienen que dar por escrito, las prohibiciones también se dan de forma tácita, y esto es lo que está sucediendo con el memorable Metropolitano de Barranquilla, y es que el Metropolitano refleja dos aspectos del clasismo estamental colombiano, en otras palabras, refleja dos aspectos de la histórica discriminación política, racial, religiosa y económica (de clase).
Como un ejemplo de ello es lo que está pasando con espectáculos como el Carnaval de Barranquilla, en el que solo el que paga boleto tiene derecho a presenciar del espectáculo, con la Feria de Cali o con la Feria de las Flores en Medellín (aunque con el exalcalde Daniel Quintero hubo una excepción), el asunto es así de simple, solo hay derecho para el que paga para verlo.
El primer aspecto está la discriminación por motivos raciales y económicos, el Metropolitano recuerda la época del apartheid, en que se le prohibía a toda aquella persona que era diferente a los blancos, para las personas afro estaba prohibido entrar a ciertos negocios, a ciertos lugares, y era comparado con los perros.
El segundo aspecto está el ideológico, el ejemplo más claro está en las dictaduras totalitaristas, en el que si tú piensas diferente te discriminan, te echan de los lugares donde estás, te estigmatizan.
Entonces, si tu no eres de los Char, o si no eres Uribista, y si eres diferente, o criticas a algún personaje de los “intocables”, estás condenado a ser discriminado en el Metropolitano, a sufrir insultos, vociferaciones de toda clase, y finalmente echado como un perro, patética realidad.