No hay disculpa posible porque María Yolima Madrigal Zuleta tenía que saber lo que hacía cuando aceptó que incluyeran su nombre en la famosa terna para alcalde encargado de El Bagre. Luego de superar el proceso selectivo que mandan las leyes, el gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, estampó su firma en el decreto de nombramiento para el mandatario que concluiría el período constitucional que no pudo terminar el hoy encarcelado médico Ángel Mesa Castro, de quien se dice que anda por las calles de Medellín, muy a pesar de los delitos por los que tiene que responder.
Ella tenía que ser consciente de su inexperiencia y de la poca preparación que la acompañaba para hacerse cargo de semejante responsabilidad, y no adoptar la posición que tomó, de seguirle el juego a sus promotores con tal de convertirse en la primera mujer en ocupar ese puesto en esta nueva etapa de la historia de los alcaldes por elección popular. Esa foto para sus hijos y nietos, y esa actitud farandulera le ha costado caro y le costará.
Y aunque ella es la responsable directa de protagonizar semejante comedia ante su gente, el departamento y el país, también quienes la empujaron para que tomara la decisión y se aprovecharon de su ignorancia son los culpables de semejante acto de cinismo y de corrupción que todavía hiede y apesta en los últimos rincones de esa población agobiada por sus propios problemas y por la carencia total de liderazgo que hoy se observa en todas sus áreas. Quienes manejaron tras bambalinas todo el libreto y se aprovecharon de la ingenuidad de la pastora, saben que eso no justifica para desviarnos del verdadero foco que tiene en el desmadre total a esa administración.
Y lo que en principio pareció ser una historia de reivindicación social con una persona que nada tenía que ver con el ejercicio político, como el caso de María Yolima Madrigal Zuleta, se convirtió, en tan solo un mes, en una de esas tantas narrativas que parecen sacadas de la mente más imaginativa, cuando la verdad fue que su protagonista halló en esa aventura su propia tragedia de la que será muy difícil recuperarse, tanto en su entorno familiar, como para la misma comunidad de El Bagre, cuya última administración apenas le ha significado las mejores páginas y notas en los medios de prensa del país, solo que para dejarnos en pleno ridículo por esas ansias de figurar y por la ambición de quienes hicieron parte de ese negro y asqueroso episodio.
¿Que cómo fue señora...? Como son las cosas cuando son del alma, pudiera ser el comienzo de este monumento al cinismo, a la torpeza y a lo que a muchos se les ha dado en llamar la pérdida de los valores, cuando en realidad no es más que una tragicomedia de esas que tienen como origen nuestro deseo de figurar, así sea pagando un costo como el que ahora deberá pagar la protagonista de este enredo.
Muchos creemos que cuando se pierde la democracia, como en el caso del vecino país de Venezuela, es solo responsabilidad del dictador de turno, porque las personas que se quedan calladas ante los hechos también se hacen cómplices de los mismos y como lo dijo en fecha reciente la Nobel de paz, Shirin Ebadi, “nuestra obligación no se acaba cuando depositamos el voto en los procesos electorales porque cada día tenemos que mirar lo que hace el gobierno”, y en esas instancias a los llamados líderes de El Bagre, que allá se dan por cientos y miles, sí que les ha faltado en estos años.
Y entonces uno mira la “espectacular nómina” de los candidatos a la alcaldía de ese municipio, que ya va por los 18 nombres, y se da cuenta de que allí no hay quien pueda señalar el camino a seguir, porque si le hacemos caso al asesor de cabecera de quien quiere repetir en el cargo, no se sabe cuál de los dos es más sinvergüenza.
Ahora no se sabe quién responde por los recursos que le llegan a ese municipio toda vez que a la pastora se le olvidó un verbo divino y es el de renunciar de ese cargo que no solo le quedó grande, sino que ahora pretende convencernos de que con otros pastores puede redimir su error.
La pastora dijo el sábado 9 de febrero que se aferra como gato patas arriba de ese cargo. Espero que quienes la han apoyado con una serie de comunicados sin sentido levanten la mano para indicarnos la salida de semejante porquería.
Es que es la primera vez que le faltamos el respeto a los personajes que se hicieron moler por su honestidad y su palabra para que El Bagre fuera un municipio que, aparte de sus grandes futbolistas y atletas, tuviera personas de palabra por encima de cualquier letra y que hoy lo convirtieron en una porquería gracias a personajes como los que participan de esa comedia.
Debería darle pena a esa señora, y a esos pastores que se quedan callados solo que siguen con el diezmo, me dice la negra. Y yo le doy toda la razón.
