Aunque Andrés Parra presentó el casting, no le interesaba mucho hacer el papel protagónico que lo catapultó: Pablo Escobar. Se enteró que Juana Uribe, la productora de la serie, había dicho que, aunque Andrés le parecía una buena opción para el papel, estaba muy gordo para hacerlo. En ese momento representar al capo colombiano se le convirtió en un objetivo.
Solo le darían la serie si lograba al peso ideal para hacerlo: 90 kilos. Pesaba 120. Era un reto personal y profesional un poco complicado de lograr. Andrés Parra Medina es adicto a la comida.
En menos de tres meses, con ayuda de dietas estrictas, ejercicio y rutinas con especialistas, se quitó de encima 20 kilos y el papel fue suyo. En ese 2013 Andrés se llevó el India Catalina y el Tv y Novelas, los dos premios nacionales más importantes de la televisión, además fue reconocido alrededor del mundo como uno de los mejores actores de habla hispana.
Terminada la serie, el actor nacido en Cali hace 42 años, volvió a ganar el peso perdido. La adicción de Parra inició a los diez años, luego de un viaje que hizo con sus padres a los Estados Unidos, donde conoció el placer descontrolado de las hamburguesas, los sándwiches, el queso, las salsas, que poco a poco le hicieron agrandar su cuerpo.
En Colombia no se hicieron esperar las burlas de sus compañeros de colegio. El bullyng y su inseguridad fueron la compañía durante muchos años. Hasta que en el teatro y la televisión encontró un lugar en el que disfrazó su complejo por ser gordo.
El talento y la fama de Andrés Parra como actor iban creciendo al mismo tiempo que los efectos en su cuerpo de una alimentación descontrolada. Cuenta él que todos los días, con un hábito, se acompañaba el desayuno con dos súper buñuelos, a la hora del almuerzo siempre repetía arroz lleno de salsas y ají y que a la hora de la cena también comía en abundancia.
El actor que ha participado en 22 producciones televisivas y en igual número de películas de cine, cuenta que siempre despertaba en las madrugadas, se levantaba y medio dormido se iba para la cocina a repelar las ollas. Entre comidas era normal llenarse de sanduches bien trancados, pizzas o dos hamburguesas acompañadas de papas fritas y gaseosa. A veces se bajaba las comidas con un jugo de naranja, “para no engordar”.
Un rompimiento amoroso, que lo alcanzó a deprimir, lo llevó a recibir uno de los mejores consejos de un gran amigo, el comprarse una bicicleta y empezar a hacer deporte. En cuestión de meses, con la tusa olvidada, Andrés Parra se enamoró del ciclismo, el deporte del que dice le “salvó la vida”.
Otro gran motor de cambio fue haber conocido en 2011 y haberse enamorado de Diana Cáliz, una periodista cartagenera, con quien se casó el 15 de marzo de 2014 en Cartagena. A la boda religiosa, que se realizó en la playa, el actor llegó en bicicleta.
Después de ocho años de juicio deportivo, y un par de cirugías para quitarle la piel sobrante que le dejaron los 120 kilos que alcanzó, Andrés Parra está en 74 kilos. El peso ideal. Corre en bici casi todos los días, también nada y sale a trotar. El deporte se convirtió en su nueva pasión. Aunque reconoce que la adicción a la comida sigue presente en su mente y que no deja de pensar en comer y comer ya la controla y los pecados glotones, que no son tantos, los acaba a punta de pedalazos.