La burguesía "transnacionalizada" (los Slim, Pacific Rubiales, Sarmiento Angulo, Santodomingo, Gillinski, Ardila Lulle, Sindicato Antioqueño, y demás) representada por Santos, es fuerte en lo económico pero débil en lo político.
Es por ello que no puede deslindarse del latifundismo reaccionario y clerical (Uribe). Por eso inventa una supuesta "tercera vía" que no es más que neoliberalismo con algunas reformas de apariencia.
La burguesía "transnacionalizada" sabe que si abre una válvula verdaderamente democrática en Colombia, el pueblo va a pasar por encima de la oligarquía, como ha ocurrido en otros países de América Latina. Eso explica su temor, sus vacilaciones e inconsecuencias.
Es precisamente por ello - así parezca contradictorio y hasta paradójico - que la mejor forma de desenmascarar a Santos ante el grueso de la población, es proponiéndole decididamente participación en su gobierno con base en un paquete de reformas democráticas (y ministerios para concretarlas), para sustentar la verdadera Paz que necesitamos los colombianos.
Si Santos no acepta, se habrá desenmascarado su "tercera vía". Si acepta, avanzamos. Si nos bloquean la aprobación de las propuestas dentro del mismo gobierno, renunciamos a esos cargos y dejamos en la mente del pueblo nuestra voluntad de cambio y de ser gobierno.
Lo único que falta es que los dirigentes del "movimiento democrático" (Carlos Gaviria, Clara López, Gustavo Petro, Aída Abella, Antonio Navarro, Iván Cepeda, Feliciano Valencia, Claudia López, etc., etc.) unifiquen sus esfuerzos y actúen con verdadera audacia revolucionaria.
La simple oposición envía un mensaje de incapacidad y falta de iniciativa. La simple oposición nos coloca al lado de Uribe.